jueves, julio 29

2

Le maison Du coQ, 29-7-10 (Por Agatha)

Otro éxito Morvoz, ¿qué se le va a hacer?

 Frida con
 todo
mi odio
La maestra Paty Olivares y su lienzo
Luis Chowy, nuevo Morvozo (aportación Nena)
La morvoza espalda
El micrófono de las coherencias
Uno de los artífices: Fer L. Camargo
Escúchelo los lunes, "Latin Times" 
Nena, obvio, ¿no?
Vea más de su trabajo:
Blanco y negro
A bajas voces
Pedro Carpintero, lectura de su más reciente libro
Fer, la beldad (veldá), Ray Manzanárez
El gran maestro Agathokles al habla
El corazón de Frida
Corleone el mago
Un poco de silencio

Foto: Agatha

sábado, julio 24

2

Sal

Intentando (Zmeckye)


Sal para tu mano,
uñas entre las piernas,
bésame con el ruido
de tu bajo vientre.


Estoy rígida como una
raíz de lumbre.




Refugio Pereida



sábado, julio 17

1

Francisco Enríquez Muñoz y Mario Dux Castel

Animalidad 143, por Francisco Enríquez Muñoz



Los pliegues del satín
rasan el desorden
de lo que fuimos.

Estallido en tu cabellera.

Mírame, estoy dentro.

Mario Dux Castel

martes, julio 6

1

Un poema para Alicia (Karla Suárez, Cuba)

"A mis amores"
Foto: Viktor


Mi amigo hablaba de ti con cierto brillo en los ojos que me hacía sospechar que más que pena, más que lástima por aquella muchacha angustiada, más que un simple cariño de profesor, estaba naciendo otra cosa, más fuerte y más nociva para él y para mí, que escuchaba en silencio.

-otra vez leyendo poesía sin entrar a clases, eso no está bien, Alicia.
-es que… él me leía poemas antes, ¿sabe?, nos acostábamos juntos y me abrazaba fuerte, cuando me sentía triste yo enseguida lo notaba y entonces me tendía junto a él para que me pasara la mano por el pelo mientras le leía, a veces lo veía llorar con los ojos cerrados y besaba sus párpados, él me abrazaba fuerte, muy fuerte, repitiéndome el poema y apretándome la carne, yo sentía que se iba enfureciendo muy adentro y entonces había que apagar la luz y quitarse la ropa, él se volvía una bestia, me tapaba la cara con un almohadón y empezaba a morderme y a besarme todo el cuerpo, diciendo cosas pero yo no podía hablar, permanecía callada con el rostro tapado mientras el me abría las piernas y me metía los dedos con fuerza, yo movía las caderas con fuerza para él y me apretaba el pubis para sentir cómo bufaba y casi enloquecía masturbándome con la otra mano y pidiendo más, un poquito más hasta que sentía su esperma caliente corriendo sobre mí y cómo se tendía bocabajo en la cama, respirando aún agitado, entonces yo debía levantarme silenciosa y dejarlo solo, dejarlo que se quedara dormido en sus recuerdos, y me sentía tan feliz de verlo reposado que al día siguiente le preparaba el desayuno que más le gustaba.

Mi amigo escuchaba las confesiones que luego me contaba. Tú permanecías distante en el último asiento de la fila y él te miraba alejarte mientras miraba afuera con esos ojos de abandono. Yo trataba de animarlo diciendo que cada cual hace su vida según le convenga, pero el quería ayudarte, quería devolverte el brillo de tus veinte años, aunque nunca te gustara su asignatura, de la que ya apenas se hablaba en la cátedra de física.

Para leer el relato completo, busque la página 35 en el siguiente enlace:

http://books.google.com.mx/books?id=iz15LiniKSwC&printsec=frontcover&dq=Karla+Su%C3%A1rez+espuma&hl=es&ei=nO8zTKuQEcemngfhv6S-CA&sa=X&oi=book_result&ct=book-thumbnail&resnum=1&ved=0CC4Q6wEwAA#v=onepage&q&f=false

Karla Suárez. Ganadora del premio Lengua de trapo de narrativa (España, 1999) por su novela Silencios, ratifica en estos cuentos la fuerza de su estilo.


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