EDITORIAL
La plantilla Morvoz crece y crece, Remus llega con sus letras sin tapujos, agresivo y directo. Se dará a odiar, lo sabemos, que sigan los escándalos, ¿por qué no provocarlos?
¿Creen que la cultura podría salvar al mundo? Digo, quizá un narco o un político que lea y sepa de arte, sería un mejor narco o un mejor político, ¿no?
Y como todos los días: felicidades, queridas mujeres.
Y como todos los días: felicidades, queridas mujeres.
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Éric Marváz
Modelo: Isabel Alvarado
15 de marzo del 2013,
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, gracias por todo el apoyo.
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He perdido la esperanza
Por Remus
¿Por qué los artistas no saben de arte?
Una pregunta que tendrían que contestarse ellos mismos. En la actualidad, tener las herramientas y no el talento es lo que hace entre la comunidad cultural al artista, ejemplo de ello es la masa de fotógrafos que aparece hoy por hoy. El talento parece que ha pasado de moda, los talleres, cursos y escuelas, se encuentran vacíos; ahora un click es suficiente para crear, un discurso experimental, un trasfondo que los vanagloria con el término de arte contemporáneo. ¿Quién tiene la culpa de ello? Por supuesto no sólo los artistas, que no tienen una conciencia autocrítica, la culpa reside en el círculo en que se rodean, que, a falta de críticos reales, juzgan cualquier trabajo artístico de buena calidad incitando al “maestro” a seguir cayendo en el mismo error. Es un efecto natural y a veces lógico de la sociedad no saber o no poder decir la verdad en respuesta a la pregunta ¿qué te parece mi trabajo? Este fenómeno no es exclusivo de artistas visuales, algo similar sucede en las letras; ahora todos son poetas, todos publican en antologías, todos presentan fanzines y libros, todo el tiempo están en jam session, spoken word, Slam´s, batallas poéticas donde lo único que falta es talento literario, ya que lo demás está de sobra, nuevos star´s de la pluma y el pensamiento.
La ideología del fuerte actual de la población “intelectual” busca identidad artística, crear o acercarse a grupos-colectivos que tengan ideas similares o convertirse en hipsters, tocan las puertas de las artes para saber en cuál encajan, haciendo una banda de música deprimente, haciendo cortometrajes de bajo presupuesto con una temática extraña y no entendible sin antes una explicación, sesiones fotográficas de porno-erotismo, narrativa sucia, poesía roja y cómica, pintura irreal más que surreal, promoviendo eventos culturales para ellos mismos. A todos, además de falta de talento real, les falta algo que se llama público.
Con la convicción de ser auténticos dejan de buscar, estudiar o leer la historia, siempre se jactan de ser grandes lectores de los mismos autores de siempre, el mismo cine de lo que Internet les dice que es de culto, la misma música que está contra el sistema. Es por ellos que el arte está en decadencia, por ellos que no se generan nuevas corrientes. No basta con ser transgresor en cualquier disciplina para sobresalir, sino empeñarse en verdad, darle valor y buscar mérito ajeno. Y no sólo de quien dice que esto es arte.
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El chico está a punto de correrse, y yo también. Pienso en Alex, en cómo se verá su polla teñida de rojo, en probar su sabor con el aderezo de mi sangre.
Je suis Ale
Por Alexander Zmeckye
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El placer es mío
Por Berta Tarbe
He desprendido la tira adhesiva y estoy colocándola en el puente de algodón cuando la puerta del cuarto de baño se abre y el chico aparece en el umbral. Intento cubrirme: “estoy con la regla”, digo. Él conoce el significado de mi advertencia, pero no se mueve, sigue mirándome con ojos de depredador perverso y me desarma. Viene hasta mí, pone sus manos en mis hombros y hace que me gire para quedar frente a él. Me levanta la barbilla, mete su lengua en mi boca y la mano entre el elástico de las bragas. Juega un rato sin dejar de besarme; se moja un par de dedos con mis fluidos y dibuja con ellos dos líneas rojas que ascienden por el vientre y terminan formando un círculo de fuego alrededor del pezón. Una ráfaga de impulsos descontrolados me sube por las ingles. Suelto el cinturón para que el falo rígido y brillante emerja de los tejanos. Nunca puedo resistirme a la gota blanca, suplicante e impaciente, que escapa de su glande cuando está excitado. “¡Fóllame! Métemela, toda, bien adentro… Quiero tu verga manchada con mi sangre, quiero…” No he terminado de decirlo y ya me ha girado de cara a la pared. Yo misma me desprendo de las bragas, abro las piernas y apoyo ambas manos en el alféizar de la ventana. Me agarra por las caderas, levanta mis nalgas y entra con fuerza. La humedad extra ayuda a que se deslice hasta el fondo al primer embiste. Lo siento entero en las entrañas, pero sigo pidiéndole, exigiéndole, que me coja más fuerte. Mis pechos chocan una y otra vez contra el cristal de la ventana.
El chico está a punto de correrse, y yo también. Pienso en Alex, en cómo se verá su polla teñida de rojo, en probar su sabor con el aderezo de mi sangre.
La puerta del cuarto de baño quedó abierta y él observa desde el umbral. Mirándole me dejo ir.
Alex… Sí, soy tu puta.
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Crónicas de la guarra Macías
Por Pé de J. Pauner
Capítulo IV
La compañía del anillo
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-Te llamaré Guarra, hija mía –dijo el hombre mientras comían, desnudos, sudorosos, oliendo a fluidos, cubiertos de babas y demás, sentados en un gigantesco comedor de ébano con toda clase de carnes y frutas abiertas por la mitad.
-Me gusta –dijo el travestido-: Guarra Macías, ¿por qué no?
-¡Yo lo que quiero es volver a follar! –dijo ella. Los demás rieron dando por acertado el mote que le habían puesto.
-Vengan todos –dijo el hombre-, tengo unas cosas que darles. Por cierto, me llamo Olaf y ella es Dafne.
-A mí pueden llamarme Sandra… o Sandro, que ya no sé… -Y con esto, el travesti cogió de la mano a Guarra, que le dejó hacer. El hombre empujó con el dedo un libro en la biblioteca y el librero giró, mostrando un oculto y enorme guardarropa detrás. Fueron probándose prendas hasta quedar uniformados. Cuero, látex, látigos, máscaras y plumas. Metales, dildos, juguetes, dos motocicletas y muchas ganas de farra.
-¡Ahora seremos: la compañía del anillo! –dijo el travestido, poniéndose un dedo en medio del trasero. Al anochecer hicieron rugir los motores y salieron por una puerta oculta entre los arbustos hacia placeres que estaban apenas por inventar.
Miscelánea de Mesalina
Por Gaby Ouu
La noche es cálida, me aproximo para correr las cortinas y abro la puerta de mi pequeño balcón. Estás en la habitación a obscuras… desato mi bata y la dejo deslizarse hasta caer al piso para disfrutar en mi piel el viento tibio que entra. Sé cuánto me deseas… Las caricias deambulan suavemente por mi cuerpo mientras los besos y mordisqueos juegan en mi nuca, anidan en mi cuello y erizan mi piel… Las sombras de las hojas de un árbol cercano danzan sobre mis pechos desnudos... Siento ese sexo erguido que busca con pequeños embates abrirse paso entre mis muslos… Elevo los talones y me inclino un poco apoyada en el barandal, para dejar que se deslice con la miel que brota de mi entrepierna palpitante, hasta que por fin llega a lo más profundo y en ese ángulo delicioso, inicia sus frenéticas acometidas.
Manos fuertes se aferran a mi cadera, mis senos chocan entre ellos con cada embestida, el sudor escurre y momentos antes de llegar al orgasmo, mis gemidos rompen el silencio de la estrecha calle que hay entre mi balcón y las ganas que tienes de hacerme tuya mientras me observas desde tu ventana…
Papeles Mojados
Por Don Pornleone
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Desde el alma de Alma Beatríz
Por Beatríz Fernández
Me turbas, me perturbas, me inquietas, me enloqueces, me transformas y produces que todos mis sentidos se alteren.
Tengo grabado tu olor, tatuada tu imagen en mi mente, impregnadas tus caricias en toda mi piel, mi sexo lleno de tu saliva y la suavidad de tus gemidos morando en mis oídos. Mi corazón estallando excitado, pensando en abrazarte con mis muslos. Desesperada aguardo el momento para perderme en ti, una vez más…
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No te vayas, arrúllame con tus labios mojados vagando por mi espalda.
Sin rumbo encumbra mis discretos senos, encájate en la silueta de la luna e
iluminemos la noche hasta el amanecer…
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La madriguera del conejo
Por Luis Felipe Hernández
"Fue el sábado por la noche"
El stress de la semana busca un tiempo de relajación.
Las luces de gran intensidad, los vehículos a vuelta de rueda, la música de los antros a ritmo de punchis punchis.
El centro de la gran ciudad es diferente; la noche lo ha cambiado todo, hasta parece pintado surrealistamente.
No hay nada por allí, nada por acá. Suena la botella de vino tinto español, y llega el olor de un delicioso pastel sabor a arándano.
¿A dónde vamos? No hay nada para que los ojos descansen y el cuerpo entra en un estado semi-mortal.
Conozco un lugar, ¿vamos? El resto fue un cuento de hadas, sin malos ni buenos, pero sin final alguno. Eso sí, puedo decir que conseguí relajarme... sólo de ver una sonrisa, y de aprender a llamar a la nostalgia por la noche, acompañada por el ruido del saxofón, del piano y de un violín melancólico; sin haber cerrado los ojos para nada... Ah sí, el vino.... ¡qué delicioso estaba!
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El SEXtante Social
Por Jesus Sandoval Franzua
El sentido de la libertad
Al vivir en un contexto donde es necesaria la toma de decisiones, surge un factor inseparable de la natura humana: La libertad. Existen dos problemas fundacionales sobre el sentido de libertad: ¿Cómo se define? Y ¿Existe realmente?
En cuanto a su definición, se nos limita generalmente a decidir entre dos opciones ambiguas al definirla como “Es elegir entre algo bueno y algo malo”. Realmente, este tipo de situaciones son escasas, pues no siempre se tienen opciones tan polarizadas. La autentica libertan consiste en el saber elegir de entre varias opciones, la mejor para nuestra persona. La respuesta a la segunda cuestión es una consecuencia a la primera, pues la libertad radica en la introspección del sí mismo para conocer, priorizar e incluso soportar la frustración al tener que rechazar determinadas opciones a fin de elegir lo mejor.
Es por ello que la sociedad acostumbrada a las elecciones de bien o mal, no cree en la libertad, tendiendo uniformar intereses e ideologías, sin permitir las nuevas perspectivas, pues esto implicaría un cambio a su estructura y una amenaza a los paradigmas. De ahí que surja la censura, las persecuciones que emprenden las mentes lineales y las etiquetas que tratan de recuperar el control y el dominio, como ya lo han hecho con los que ya se han pendido en el anonimato de la masificación y el silencio de lo gregario.
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La rosa eléctrica
Por Jeanne Karen
La soledad que se ha ido.
El que ama la soledad como yo, está
encantado con el silencio, con esas sombras dóciles que regala la noche para
depositarlas en una esquina o con el gotear de una llave y su incesante,
monótona conversación con los últimos platos de la cena.
Al igual que con
otras emociones u objetos que me llevan al placer, la deseo más ahora que la
tengo tan poco. Mis espacios de aislamiento son breves. Encuentro ahí la ironía
de mi existencia y pienso, que si alguna vez alguien me deseó soledad y
tristeza, es lo que menos tengo y llego a sentir cierta melancolía, sin olvidar
jamás lo agradecida que estoy con la vida, por darme fortuna y cariño.
Cuando era joven,
pasaba las tardes encerrada en mi habitación, viajando a través de los libros y
enciclopedias que había en casa, recuerdo algunas imágenes de la India, también
siento todavía la curiosidad que me producían muchas especies de animales o la idea de encontrar vida en la galaxia y lo poco
que en realidad sabemos de nuestro Universo.
Tenía tantas preguntas que el tiempo que pasaba con mis libros, era un
momento de alegría. En la penumbra de mi cuarto, sin necesidad de hablar con
nadie, fui creciendo sola, feliz de saber que me pertenecía, que cada partícula
de mi cuerpo era absolutamente mía y que cada pensamiento podía ser modificado.
Ahora, mis momentos de esa valiosa soledad, son casi
inexistentes, estoy rodeada de personas que me quieren y que se interesan por
mí yo por ellos; tengo un hijo que no me deja para nada y que si grita, llora,
ríe, todo está ahí para llenar cada vacío y para no sentir aburrimiento jamás.
Extraño una larga
noche de soliloquios y escuchar al final, el propio latir de mi corazón.
Así que cuando tengo una mañana, me abrazo a
ella, a la soledad que me abandonó hace tanto y que de vez en cuando viene para
recordarme que un día regresará para quedarse, acomodada en mi cuerpo, haciendo
nido en mis ojos, dándome el peso de todas las palabras.
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Casa de citas
Casa de mala nota
"Siempre que veo la tele y veo a esos pobres niños hambrientos en todo el mundo, no puedo evitar llorar. Quiero decir, me encantaría ser así de flaquita, pero no con todas esas moscas, y muerte, y esas cosas..."
Mariah Carey
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Entrada: $60.
Los espero este próximo domingo 10 de Marzo, a partir de las 3 de la tarde, en el rally de body paint "Animal Print". Un servidor, Luis Felipe Hernández, "Conejo Sado", estará participando con un performance interactivo. Acompáñennos.
Bar PHASE3: Plaza Juárez, 3er. Piso, frente a la Alameda Central.
Entrada: $60.
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Mesalina, sólo los que han probado las mieles de tu sexo y sentido la turgencia de tus senos saben el enorme placer que es adentrarse en el universo de tu cuerpo y contemplar el vaivén de tus monumentales tetas.
ResponderEliminarVlad
Berta no me canso de leer tus palabras increiblemente impactantes y de la misma manera invitantes a un nivel de placer solamente imaginable a los que hemos tenido la dicha de haber alguna vez experimentado.. tan vivo.. tan fresco el sexo!!
ResponderEliminarIsabel/Erick ... muy linda foto gracias!!
Gaby Ouu, siempre intensa .."paralizas" mis pensamientos ( solamente eso? ).
Saludos al equipo