miércoles, noviembre 18

2

Catarsis


¿Pero qué está diciendo? Se ha vuelto loco.
Con una mano me sujeta desde atrás por el estómago y me atrae hacia él; con la otra estruja mis pechos. Intento apartarlo de mí pero sigue apretándome con fuerza y no puedo. Forcejeo, aunque parece que eso le excita más y opto por quedarme quieta, agarrada a las puertas de la mampara entreabierta. Recorre con dos dedos la separación de mis nalgas tanteando hasta encontrar lo que busca, después hace lo mismo con su pene. Presiona con una mano mi vientre y consigue que me doble hacia delante. Intento desprenderme de nuevo de su brazo, pero aumenta la presión y no permite que me mueva. Estoy tensa y tengo los músculos contraídos. No puede entrar. Con dos golpes secos consigue finalmente introducirse dentro de mí y el dolor me corta la respiración, después el aire fluye de golpe en forma de alarido. Sé que ha salido de mi boca pero lo oigo desde lejos. Empieza a embestirme con fuerza, con furia, como si golpeara con un puño en la pared maldiciendo todas sus frustraciones. Ahora me rodea con un brazo la cintura y con el otro la pelvis; no puedo moverme por más que intento sacarle fuera de mí y escapar de la bañera. Sus testículos chocan bruscamente una y otra vez contra la parte interior de mis muslos. Gemidos de dolor y de impotencia escapan de mi garganta sin que yo pueda hacer nada por evitarlo. Me está violando… Roberto me está violando. Me hace daño, y lo peor no es el dolor físico; duele mucho más la humillación y la impotencia. Jadea en mi oído como un cerdo. Me desgarra… me rompe. Ya no opongo resistencia ni intento escapar, no puedo. Me aferro con fuerza al marco superior de la mampara como si me fuera en ello la vida hasta que las manos me duelen, pero aún así no lo suelto ni aflojo la presión. Que termine de una vez.

Se corre dentro de mí. Lo empujo y va de espaldas contra la pared, resbalando despacio hasta el suelo, gimiendo. Yo salgo de la bañera y él se queda ahí.

El dolor punzante continúa. Encogida, con los brazos cruzados en el vientre, fijo la vista unos segundos en las marcas que dejaron sus dedos. Tengo nauseas.
No hay papel, cojo las bragas que quedaron tiradas en el suelo y froto con rabia los restos de semen que aún permanecen en mi cuerpo. Intento limpiar con ellas también el momento que acabo de vivir: la humillación, la vergüenza, el desamparo.

- Perdóname - Llora. Yo ni siquiera puedo.

- Hijo de puta. No me vuelvas a tocar en tu vida - La irritación apenas me permite despegar los labios, tengo las mandíbulas apretadas y sólo se escucha un susurro. Pero sé que me ha oído.

Estoy temblando y me cuesta ponerme la camiseta.

- Perdóname, perdóname, perdóname…

Lo miro antes de salir del cuarto de baño. Sigue sollozando en el suelo de la bañera, recostado contra la pared.
De camino al dormitorio las lágrimas brotan al fin y se deslizan despacio por mis mejillas, resbalan por el cuello y mojan la ropa.
¿Cómo se recomponen los trozos de corazón que quedaron esparcidos por la bañera?
.
P. Rodríguez

viernes, noviembre 13

1

"Razón y ley difícil mezcla, agua y sed, serio problema"...


La soledad de la historia que no somos...



Despojada de lo que hace días era mi obsesión, convirtiéndose así ahora en mi deseo, el más excesivo y fuerte... mi incredulidad crece y amanece con este viernes, ya no es lunes o martes, tan sólo es viernes... pero no cualquier viernes; es un viernes conjeturando tu cuerpo, y ese majo sabor de este noviembre saboreándolo e imaginándolo, pese a que tan sólo en algunas horas me situaré inexcusablemente con alguna copa de vino o alcohol en la compañía sórdida de alguien que adyacentemente sólo hablará para sí, y asediada de esos mismos toda la noche, prometo sonreír, lo prometo, rozar con mis manos mis labios, piernas, cuello y que sean estas mismas las que me marquen el límite debajo de ese vestido traslúcido que sofocará mis ansias, cada vez que a mi mente venga esa efigie, tu imagen... cada vez que mis labios quieran imaginar tan sólo por un segundo algún subterfugio para confortar aún más ese recuerdo..en el cuál la luz de la mañana te desnuda, no para mí, no para ti, sólo para alguien que baila sobre esa espalda, que desearía fuera mía por un instante, en donde esos sueños no tienen final y llegan a la gloria, es en esa misma gloria donde se traza mi silencio, mi afán, mi ofuscación, mi perdición, y, en especial mi deseo por gozar de ello...por sentir y saberme cerca de esos labios tibios y húmedos, esas manos cerca de mis hombros y algo más, bajando desmesuradamente y sin pudor alguno...cerrar los ojos y que el mundo desaparezca sin espacio ni dolor ni preocupación ni obligaciones ni frío ni calor ni temores ni hambre ni sueño o insomnio tan sólo con un cuerpo parecido al mío pero... esta vez, sólo por esta vez y al fin por inaugural vez, con un calor especial y diferente a aquellos (as) que han pasado sin dejar huella ni rastro alguno tan sólo una sombra sin deseo carnal...

Más sin embargo yo me quedaré aquí, sabiendo que ese pecado está en mi dulce penitencia y pese a que "NO" existe ese cargo de conciencia que debiera de sentir, aún seguiré anhelando por esa dulce boca... ¿Aunque... pensándolo provechosa, real y verdaderamente a alguien le importan éstas líneas además de a mí?




Autor: LA NENA

miércoles, noviembre 4

1

¿QUIÉN DICE QUE PECAR ES PECADO?




La noche es como pecado

Todo resbala por tus muslos,
yo vivo en ellos, estás ebria,
estoy callado, yo también resbalo,
la noche sigue ahí afuera entre putas,
tu piel me estremece tanto, tanto…

El aroma de camino y baile viene de tus pies,
tus rodillas están sucias, tus manos huelen a metal
es tan tierno verte con el rimel corrido,
con el sexo oliendo a tabaco y ron,
me pierdo en ti, fantaseo con tocarte dormida,
me excita el cuero de tus tacones,
les beso como si fuera piel de vulva.

La sábana está mojada, no te importa,
sueñas cuando eras niña y comías caramelo,
ahora es diferente y estoy contigo,
también soy parte de tu pecado,
también eres como yo, pero menos sucia,
lloras por las mañanas y el cielo se enluta,
ríes casi a fuerza en las noches libertinas,
es necesario, soy necesario, me besas,
antes de marcharte, te persignas y besas el rosario.

Y la noche sigue ahí afuera, viviendo entre putas…
(c) 2012 Editorial Morvoz
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