martes, octubre 30

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ELLA ERA LA BOCA


Se elevó al cielo en una centella meteórica,
quería alcanzar al sol, vencer a Ícaro,
logrando su cometido, de regreso como nébula
se estrella en el adoquín y se crea perfecta
con sabor humano, era el principio de la panspermia,
la iniciación del perfecto testamento,
una reliquia sideral con nombre y tacto de mujer,
fundada para causar mutis y estallido, perpetuos amoríos,
sádicos encuentros, romances canallas, colapsos disolutos.

Adormecía el pensamiento cuando supe
que ella y Alá existían, la comprobación era sencilla,
juntar los labios y escuchar un letárgico suspiro
directo en el rostro, no pedía más, 27 segundos
serían suficientes para volver a amarla,
sentir los brazos de un pasado descontinuo,
volátil pero perfecto.

Era truncar el camino de la luna
para hallarla en el fulgor azul del frío destierro,
procurar sus ojos entre mis palmas y tomar sus manos
para esculpir mi propio sacramento, ahora real y completa,
resulta concupiscente, histriónica, rebelde y audaz,
un sequito de términos que se divulgan
con los labios en la noche del dragón.

No era lo mismo el duelo sin ella y tampoco el firmamento,
no el Olimpo, no mi espada, una palabra
fue suficiente para galopar mi sangre, secar mis restos,
emanciparlos del alba para creerme santo, jubiloso,
talvez no decía nada, pero yo quería que no dijera nada,
para hondar el recuerdo y desfigurar presente y misterio,
convirtiendo curvas y aristas en pertenencias
inequívocas atrapadas en mis dedos.

Mordí el anzuelo y aventuré mi carácter a redimir
daños y secretos, profundas soledades,
pasado de largo un lustro ya torcido, ya inventado,
no es lo mismo besar una boca,
a besar la boca a la que pertenezco.

En la bélica melancolía de volvernos a encontrar.
te juro que no es tu boca, es sólo tu… boca.



viernes, octubre 19

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Feria del libro del Zócalo, Pé De J. Pauner y Gustavo Leduc

No hay más qué decir.

 Al terminar la presentación nos vamos a Regina a beber cerveza y ser felices, ¿usted gusta?

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miércoles y viernes a la media noche.










ADVENIMIENTO OSCURO
PÉ DE J. PAUNER

¿Qué harías si supieras que el 31 de diciembre del año en curso se lo carga la chingada a este pinche mundo? Pues bien, lo primero que deben hacer es no decírselo a nadie. Eso hice yo aunque luego cambié de opinión, pero…  Está bien, vayamos por partes como dijo el carnicero. Verán, el 31 de octubre pasado me desperté gritando. Con una sensación de ahogo. Había soñado que el último día del año nos llevaba la madre a todos… No me pregunten cómo es que me convencí de ello, sólo lo supe. Me puse a dar vueltas en mi cuarto como hace mi perro cuando quiere morderse la cola pero al final decidí volver a la cama y llamar a un amigo a quien le anuncié sobre lo que empecé a llamar “el advenimiento”.
                -¡Oye buey, tengo que decirte algo urgente!
                -¡Cabrón, no mames, me agarras empiernao…! –al fondo del teléfono pude escuchar una risita femenina disimulada. Sabía que él sería el único que no me tiraría a loco. Ahora verán por qué: Oye- le dije-, ¿aún tienes a Gran Pedote en el garaje? -¡Sabes que sí, déjame por lo menos la media hora que sigue en paz, termino y te llamo! ¿Va?   -¡Uta madre… está bien, pero rápido buey que urge!-. No pasaron ni quince minutos cuando llamó-. ¿Qué, ya, tan rápido? -¡Y qué querías pendejo, la vieja se bloqueó, yo me bloquee y me mandó a la…! -No pude evitar reírme-. No te burles, cabrón, ¿Qué pedo quieres con Gran Pedote? -Pues eso, precisamente… que ya sé cómo comenzar el puto apocalipsis-. Sí, ya sé que suena mamón, de veras, pero no vayan a creer que Dabur (que así se llama mi amigo aunque yo le digo “albur” de puro cariño) se sacó de onda, para nada. Ni madres. -A ver, a ver, como dijo Borges, ¿cómo? En primer lugar para sacar a Gran Pedote del garaje es un pedo que ya sabes… -Mira, buey, la cosa es sencilla, invitamos a dos o tres chavas y a unos cuates y… -Y me puse a contarle mi plan, ese que había soñado.
Me explico, no es que no creyera mi sueño que el Apocalipsis, Armagedón, Día Final o del Juicio o como se les ocurra llamarlo estaba por llegar el 31 de diciembre sino que pensaba que nosotros podíamos ayudar a adelantarlo, tal como decía Buñuel que estaba ayudando a la caída inevitable del cristianismo cuando filmó “La Vía Láctea”. Bueno, eso fue el 31 de octubre. Para el 20 de noviembre, mientras muchos celebraban el aniversario de la revolución, nosotros planeábamos otra revolución: nadie, a excepción de un grupo selecto escogido por nosotros, sabría del “advenimiento”. Se lo dijimos a Tania, una amiga teibolera que jugaría el papel de ponerse a bailar en cueros en la calle para atraer a los empleados del banco mientras la Banda del Ruso entraba a robar; a la Guarra Macías, una amiguita muy… muy… pues eso, muy guarra, que se iba a poner a hacer lo que mejor sabe hacer delante de la iglesia del centro mientras el Gato y su Pandilla asaltaba al McDonas (sic) de la esquina, disparando tinta roja (más de un cardíaco se infartaría ahí mismo creyendo que eran balas de verdad), todo esto por pura diversión, a la vez que nosotros, el “albur”, una amiga llamada Nacha Veloz y yo, sacábamos a Gran Pedote para situarlo en medio de la calle y dar inicio al fin del mundo. Así, todo el Grupo Apocalíptico (buen nombre que se me acaba de ocurrir) nos encontramos ante el garaje ya mencionado.
                -¿Traen grúa o algún montacargas para sacar la madre esa?- preguntó Nacha Veloz. El Albur y yo nos quedamos viéndonos cómo diciendo “what?”-. ¿Qué? ¿Cómo van a sacar entonces su artilugio, armatoste o lo que madres sea del garaje?                -Espera… ¿qué demonios crees que es Gran Pedote, eh?-Pues me imagino que es una especie de bomba atómica casera… como del tamaño de un búfalo o elefante mediano-. El Albur y yo nos partimos de risa-. ¡No seas pendeja! –Risas- ¿Gran Pedote una bomba? –Más risas-. ¿Y para qué crees que te trajimos a ti, eh? –El Albur abrió la pesada puerta del garaje de par en par. Gran Pedote salió tambaleándose, parpadeando al sol, medio ciego y apestando a orines, con una botella del mal aguardiente que suele beber en la mano.
                -¡No mamen, les digo que no mamen! –dijo Gran Pedote con su boca sin dientes- ¿Para qué me despiertan?... ¿Por lo menos traen una puta que me rolen, eh, eh? -Oh, Señor de la Oscuridad –nos arrodillamos ante Gran Pedote, adorándolo-, no se nos había ocurrido antes pero esta putilla es tan facilota que fue la única que dijo que sí… bueno, eso es lo que soñé yo y se me iluminó la mente- agregué-. ¿Qué, pero que jalada es esta? –dijo Nacha Veloz, echándose para atrás-. Jalada la que tendrás que hacerle a Gran Padrote, querida… digo, “pedote” -¿Quién es este borracho? –Nacha seguía retrocediendo, como dando las… dándolas de miedo por supuesto-. No quién sino qué. Es un Demonio Ebrio de las Profundidades, producto de las invocaciones satánicas y las artes negras del albur este que ves a mi lado –Dabur guiñó el ojo-. Gran Pedote siempre ha dicho que se bebería todo el océano convertido en alcohol del bueno y lo mearía para hundir el mundo en el Armagedón si le ofrecíamos algo digno de que le dieran ganas de mear. Ahora cumplirá si es que le caes bien-. Sonreímos. Nacha estaba a punto de echar a correr cuando comenzó la balacera. En medio del caos llegó la poli, la Banda del Ruso chocó su coche contra los del Gato cuando huían y Tania provocó una carambola cuando se le ocurrió encuerarse encima de una patrulla.
                No me acuerdo que chingados hacia la Guarra pero me imagino que algo muy guarro, ¿no creen? Gran Pedote no dejaba de babear ante el trasero generoso de Nacha que estaba a punto de echar a correr cuando le metí una zancadilla, se cayó bocabajo y el demonio pedo se le echó encima y ahí, con todo y pantalón, la dejó como pieza de colección de mariposas…  Nacha gritó como puerco en el matadero. Y es que Gran Pedote no se llama “gran” por la peda que se carga… ustedes entienden.  
                Hoy es 30 de diciembre. Ayer anunciaron los noticiosos que el clima se ha vuelto loco. El océano se ha secado. Los peces han muerto todos y la gran barriada del mundo apesta a pescadería. ¡Ah, también hay una gran orgía por todas las calles del planeta! Eso no es obra de Gran Pedote, se los aseguro, sino de los oportunistas. Ahora lo que pensamos hacer mañana por la noche es terminar de trepar al pinche Monte Everest este, antes que nos congelemos las orejas, el Albur y yo (que somos los únicos que quedamos vivos del grupo y sabemos de qué va la cosa) y admirar cómo Gran Pedote, eructando y satisfecho, hundirá al planeta en la Gran Meada Final y nosotros reiremos como locos a sus pies. Esos son mis deseos de fin de año. (Sonrisas). Eso será lo que haremos durante el fin del mundo.          
Plástica: Gustavo Leduc Bordon.




              


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