EDITORIAL
Al fin regresamos con el anhelado taller de desnudo.
Aún quedan 3 por confirmar, gánese ese lugar, pregunte: https://www.facebook.com/editorial.morvoz.7
Taller de lencería y desnudo experimental.
Imparte: Éric Marváz
www.wix.com/ericmarvaz/lfotografia
Requisitos:
Cámara digital de cualquier tipo.
Pagar su entrada, jejejeje.
Generales:
Costo: $1,000 por persona.
Se impartirá en Santa María La Ribera.
Consejos prácticos de cómo elaborar un set de luces, un tripié, filtros.
Repaso general a encuadres y conceptos fotográficos.
Sensibilización en el trato con los modelos.
Toma de fotos en interiores y exteriores con tres modelos.
Charla post taller para dudas y asesoría personalizada.
Café, vino y galletas
Imparte: Éric Marváz
www.wix.com/ericmarvaz/lfotografia
Requisitos:
Cámara digital de cualquier tipo.
Pagar su entrada, jejejeje.
Generales:
Costo: $1,000 por persona.
Se impartirá en Santa María La Ribera.
Consejos prácticos de cómo elaborar un set de luces, un tripié, filtros.
Repaso general a encuadres y conceptos fotográficos.
Sensibilización en el trato con los modelos.
Toma de fotos en interiores y exteriores con tres modelos.
Charla post taller para dudas y asesoría personalizada.
Café, vino y galletas
Modelan:
Verónica Peregrina
Vainilla Shibari
y una modelo sorpresa...
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Un rincón para la poesía
Por Rincón P. Pilar
Epitalamio
Pablo de Rokha
Dios te ampare, mujer, inmaculada y triste como una flor que oliese a hojas caídas.
Universo, universo, universo, ave-niña, ilusión más ingenua, más ingenua aún, más ingenua que las cunas azules cuando el sol clarea los pueblos fúnebres, melancólicos.
Tú que pastoreabas las palomas del lugar por cuatro reales...
Filosofando caminas sobre las tumbas del planeta-Winétt.
Reíste a los tres días de nacer, dulcemente de nacer, porque ya eras madre de lo creado y abuela de los muertos.
Paz, sonora canción nacida de un tajo hecho en la tierra, sin héroes o niños divinos antes de ayer.
Y manas sangre de árbol-árbol con olor a surcos llenos de simiente.
Contigo el pánico florece y las tristezas dan frutos dulces.
E iluminas el camino hacia el hombre distante.
Desengañada te crees y tus días son cuentos para niños.
He aquí que eres máquina de nieve encendida.
Andas por los caminos de la vida y la muerte con el ritmo enorme que fluyen cantando a ciegas los fenómenos, cantando a ciegas los fenómenos, cantando a ciegas los fenómenos.
Yo conozco, siento que tus raíces cándidas horadaron mi estupor...
Atardeciendo, cuando el farol invernal del crepúsculo alumbra lo melancólico, el porvenir de las tumbas lluviosas e irremediables, la cara absurda del vacío, entonces, yo estoy, querida, deshojándote hoja a hoja... hoja a hoja...
Ejemplo de mujer casada, niña de octubre y mariposa, mi corazón se está incendiando a tus pies.
El cataclismo universal de tu agonía me tronchará los huesos marchitos y sentiré que moriré llamándote.
Soy tuyo entero, encadéname con sollozos y alimenta con besos golosos al animal feroz que elegiste por amo.
Dios te ampare, mujer, inmaculada y triste como una flor que oliese a hojas caídas.
Universo, universo, universo, ave-niña, ilusión más ingenua, más ingenua aún, más ingenua que las cunas azules cuando el sol clarea los pueblos fúnebres, melancólicos.
Tú que pastoreabas las palomas del lugar por cuatro reales...
Filosofando caminas sobre las tumbas del planeta-Winétt.
Reíste a los tres días de nacer, dulcemente de nacer, porque ya eras madre de lo creado y abuela de los muertos.
Paz, sonora canción nacida de un tajo hecho en la tierra, sin héroes o niños divinos antes de ayer.
Y manas sangre de árbol-árbol con olor a surcos llenos de simiente.
Contigo el pánico florece y las tristezas dan frutos dulces.
E iluminas el camino hacia el hombre distante.
Desengañada te crees y tus días son cuentos para niños.
He aquí que eres máquina de nieve encendida.
Andas por los caminos de la vida y la muerte con el ritmo enorme que fluyen cantando a ciegas los fenómenos, cantando a ciegas los fenómenos, cantando a ciegas los fenómenos.
Yo conozco, siento que tus raíces cándidas horadaron mi estupor...
Atardeciendo, cuando el farol invernal del crepúsculo alumbra lo melancólico, el porvenir de las tumbas lluviosas e irremediables, la cara absurda del vacío, entonces, yo estoy, querida, deshojándote hoja a hoja... hoja a hoja...
Ejemplo de mujer casada, niña de octubre y mariposa, mi corazón se está incendiando a tus pies.
El cataclismo universal de tu agonía me tronchará los huesos marchitos y sentiré que moriré llamándote.
Soy tuyo entero, encadéname con sollozos y alimenta con besos golosos al animal feroz que elegiste por amo.
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Desde el alma de Alma Beatríz
Por Beatríz Fernández
Cada cosa que veo a mi alrededor, cada sonido o palabra que
escucho, cada olor que percibo, todo lo que toco me recuerda que debo vivir la
vida intensamente, como si fuera el último, que debo llenarme de alegría y de
paz, y no de amargura y de rencor, de estar feliz cada instante y de amar, y no
entristecerme y odiar. Gracias por estar viva y tener la oportunidad de
disfrutar cada instante con todos ustedes…
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Escuchar mi nombre entrecortado en tus labios, jadeando, tras
entregarme lo más sublime en la intimidad de la noche, golpetea la habitación y
la impregna de un éxtasis del cual no deseo liberarme nunca…
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Sociales
Mujer vivió con juguete sexual dentro de su vagina por 10 años
“El Triunfo” de la trata de personas en corredor Puebla-Tlaxcala
(Foto:
Archivo/Cuartoscuro)
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Caviedes
Por Francisco Caviedes
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Cae tu blusa
Lentamente a tus pies:
Un amanecer
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Versos como balas
Por Agathokles
Palabras tuyas que sirven de rehenes posmodernos de mi ingrata culpa,
un misterio que no he descifrado para poder pensarte siempre,
la distancia y el tiempo paradojas mutilantes y desesperadas,
ahora te encuentro y mi voz comienza con el brío de gritarte fuerte,
de atropellarte con una suerte de besos oportunos a tu llegada,
la ciudad vuelve a mis pies y me convierto en heredero de tu sombra,
el terco de siempre pero aún más constante y menos cobarde.
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El Rinconcito
Esta semana:
José J. Vázquez
Vivo al borde del placer…
Alineado a la energía de un sol
sin escrúpulos
y determinado a nacer
frente al dolor y a la sombra
voy racimoso
y pluriforme
aparejado de oxígeno
y sin más vínculo
que la curiosidad
de una gota de luz
en el pulso
Adquiera esta maravilla aquí:
El turno del aullante.
(Máx Rojas)
Lo furioso, lo verdaderamente animal
que me sostiene, lo que me guarda en pie
con el rencor crecido, esto como de hueso,
como de dientes que se muerden
después de haber mascado el polvo,
esto de sangre, esto de grito ahorcado
como un aullido en la garganta,
esto como un muro, como un sollozo
largo de noche sin hogueras, lo animal,
lo verdaderamente huraño que me duele en los ojos.
Dije que el mar es algo así como esa diaria muerte
de mi cuerpo. Hoy me sale lo bronco
y me revuelvo, hoy me sale lo herido
y me desgarro —perdón por esta forma
de amargura, pero es que hoy
de muy dentro me sale lo animal desbocado,
la verdadera furia que me empuja:
esto de maldecir espinas por la boca
lo formalmente triste,
lo exactamente amargo como el llanto.
Ahora me vuelvo y me despido y me regreso.
Voy a buscar mi sombra entre la sombra,
porque mordí sin tiempo un corazón de niebla,
y lo bronco,
lo verdaderamente animal que me sostiene
está dolido.
Vivo al borde del placer…
Alineado a la energía de un sol
sin escrúpulos
y determinado a nacer
frente al dolor y a la sombra
voy racimoso
y pluriforme
aparejado de oxígeno
y sin más vínculo
que la curiosidad
de una gota de luz
en el pulso
Adquiera esta maravilla aquí:
El turno del aullante.
(Máx Rojas)
Lo furioso, lo verdaderamente animal
que me sostiene, lo que me guarda en pie
con el rencor crecido, esto como de hueso,
como de dientes que se muerden
después de haber mascado el polvo,
esto de sangre, esto de grito ahorcado
como un aullido en la garganta,
esto como un muro, como un sollozo
largo de noche sin hogueras, lo animal,
lo verdaderamente huraño que me duele en los ojos.
con el rencor crecido, esto como de hueso,
como de dientes que se muerden
después de haber mascado el polvo,
esto de sangre, esto de grito ahorcado
como un aullido en la garganta,
esto como un muro, como un sollozo
largo de noche sin hogueras, lo animal,
lo verdaderamente huraño que me duele en los ojos.
Dije que el mar es algo así como esa diaria muerte
de mi cuerpo. Hoy me sale lo bronco
y me revuelvo, hoy me sale lo herido
y me desgarro —perdón por esta forma
de amargura, pero es que hoy
de muy dentro me sale lo animal desbocado,
la verdadera furia que me empuja:
esto de maldecir espinas por la boca
lo formalmente triste,
lo exactamente amargo como el llanto.
Ahora me vuelvo y me despido y me regreso.
Voy a buscar mi sombra entre la sombra,
porque mordí sin tiempo un corazón de niebla,
y lo bronco,
lo verdaderamente animal que me sostiene
está dolido.
de mi cuerpo. Hoy me sale lo bronco
y me revuelvo, hoy me sale lo herido
y me desgarro —perdón por esta forma
de amargura, pero es que hoy
de muy dentro me sale lo animal desbocado,
la verdadera furia que me empuja:
esto de maldecir espinas por la boca
lo formalmente triste,
lo exactamente amargo como el llanto.
Ahora me vuelvo y me despido y me regreso.
Voy a buscar mi sombra entre la sombra,
porque mordí sin tiempo un corazón de niebla,
y lo bronco,
lo verdaderamente animal que me sostiene
está dolido.
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Si leer es un placer...
Estoy parado delante del gran espejo admirando mi polla trémula, cuando Maude entra ligera. Está tan retozona como una liebre y toda ataviada con tul y mousseline. No parece asustarle en absoluto lo que ve en el espejo. Se acerca y se queda a mi lado. «¡Ábrelo!», la insto. «¿Tienes hambre?», dice, al tiempo que se desabrocha despacio. Le doy la vuelta y la aprieto contra mí. Alza una pierna para dejarme entrar. Nos miramos en el espejo. Está fascinada. Le levanto la bata por encima del culo para que pueda verse mejor. La alzo y me rodea con las piernas. «Sí, hazlo», me suplica. «¡Jódeme! ¡Jódeme!». De repente afloja las piernas y se suelta. Coge el gran sillón y le da la vuelta, para descansar las manos en el respaldo. Su culo sobresale tentador. No espera a que se la meta: la coge y se la coloca ella misma, sin dejar de mirar al espejo. La meto y la saco despacio, manteniendo mis faldas levantadas como una mujerzuela andrajosa. Le gusta verla salir… el camino que ha de recorrer antes de salir del todo. Pasa la mano por debajo y juega con mis huevos. Ahora está completamente desatada, da muestras de la mayor desvergüenza. Me retiro todo lo que puedo sin sacarla completamente, y ella gira el culo, hundiéndose en la polla de vez en cuando y apretándola con un pico suave como una pluma. Finalmente, se ha cansado de eso. Quiere tumbarse en el suelo y rodearme el cuello con las piernas. «Métela hasta dentro», me suplica. «No tengas miedo de hacerme daño… lo deseo. Quiero que hagas todo». Se la metí tan adentro, que tuve la sensación de haberla enterrado en un lecho de mejillones. Era toda temblores y culebreos. Me incliné y le chupé las tetas; los pezones estaban tiesos como clavos. De repente me bajó la cabeza y se puso a morderme salvajemente: los labios, las orejas, las mejillas, el cuello. «Lo deseas, ¿verdad?», susurró. «Lo deseas, lo deseas…».
Fragmento de Sexus,
Henry Miller.
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Casa de citas
«La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos.»
Woody Allen
«El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad.»
Pablo Picasso
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