No podías ser más liviana, ni más dulce a tus pasos,
los movimientos forjaban el nuevo génesis impúdico,
la mano derecha se eleva y aparece Sodoma llena de oro y sangre,
la mano izquierda asciende y Gomorra te califica de beata,
los pies pedazos de amaranto que se desmoronan al paso
marcando la senda para el delito impuro, se relaja el aroma,
la cadera se pronuncia a la izquierda y crea una calamidad
movimiento a la derecha erección perpetua, tus párpados adormecidos
dejan ver la pupila dilatada, el sentido más pronto, casi bendita,
tu vientre sigue dibujando ritos y formas que incitan a pecar,
mido la distancia y apunto directo al corazón, una mirada fulminante,
un mirada lasciva, incitante, sedienta y desesperada,
la espalda se arquea despacio al compás de do mayor y si bemol,
es el momento en que mi dermis se estremece, la lengua saliva,
el eje de la tierra permanece atento para hacerlo al par de tu cintura,
tu figura crea la imagen exacta del Ícaro caído al infierno,
la mirada fija a un punto perdido y eterno, en tu boca el éxtasis,
cada movimiento quiebra el aire dejando a su paso un perfume majestuoso,
Terpsícore te alaba por ligera, Hera por hermosa, yo un mortal cualquiera
cree por vez primera en el Olimpo porque vuelas, llena de violencia,
te condenan por sensual, cierras el horizonte de mis ojos
para mostrarte única y tentadora, caricia infame, mujer fatal,
están mis rezos en tus labios y en tu alma mi necesidad.
¿Sientes este silencio?, abre los ojos estamos volando juntos,
está a punto de amanecer…
FOTO: MARVÁZ
TEXTO: AGATHOKLES