No me precoupa el grito de los violentos, de los
corruptos,
de los deshonestos, de los sin
ética.
Lo que más me preocupa es el silencio de los
buenos.
Martin Luther King
¿Te
acuerdas?
Como en un mal sueño he recibido la noticia de que
Mane, director y propulsor del movimiento 3d2, barra de promotores culturales,
ha sido asesinado. El jueves anterior estuvimos juntos, una vez más, charlamos y
proyectamos. Bromeamos ¿Quién se iba a imaginar?
La vida es incierta y en México mucho más.
Tengo una indignación trágica. Y todo nos lleva a
pensar que en efecto, nuestro país está jodido. Mane tenía tantos proyectos como
cualquiera de nosotros podía tener, nos queda un legado de él y, de gran modo,
la necesidad de recuperar espacios, no hablo del café de la esquina o del mayor
museo de México, hablo de las conciencias colectivas.
El capital, la mala educación, los pésimos
antecedentes violentos de nuestra raza, nos han llevado a una deshumanización
sin precedentes.
Estoy encabronado más que triste. Discurriendo
entre planes de educación real y multitudinaria. También en una venganza
violenta. No tengo demasiada cabeza para pensar, algo pues debo hacer, lo
que tengo en claro es que seguiré en lo que venimos haciendo: tratando de abrir
nuevos modos de pensar entre los pocos que conocemos, y de quien no.
¿Cómo se puede meter a todos los imbéciles en algún
lado y sellarles sus malas artes? Políticos, delincuentes, nosotros mismos
¿Hasta dónde tendremos que llegar? No tengo una respuesta a esta cosa que
siento, contradictoria y falaz, con deseos de pacificación y de violencia, con
ánimos de venganza y de otras cosas más. Quizá sea la mejor venganza no
callarnos, seguir con el camino propuesto, hacernos oír. Basta de marchas y
plantones, de verdad: salgamos a hacernos escuchar.
Las autoridades han abusado de nuestra buena fe,
los delincuentes del amparo que les brindan, nosotros de la ignorancia y del
olvido.
Conmino a que nos hagamos oír, los buenos, los que tengan algo que aportar.
Va por ti viejo: esos hijos de perra deben saber de
nosotros, o que la patria nos lo demande.
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