No hay más qué decir.
Al terminar la presentación nos vamos a Regina a beber cerveza y ser felices, ¿usted gusta?
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miércoles y viernes a la media noche.
ADVENIMIENTO OSCURO
PÉ DE J. PAUNER
¿Qué harías si supieras que el 31
de diciembre del año en curso se lo carga la chingada a este pinche mundo? Pues
bien, lo primero que deben hacer es no decírselo a nadie. Eso hice yo aunque
luego cambié de opinión, pero… Está
bien, vayamos por partes como dijo el carnicero. Verán, el 31 de octubre pasado
me desperté gritando. Con una sensación de ahogo. Había soñado que el último
día del año nos llevaba la madre a todos… No me pregunten cómo es que me convencí
de ello, sólo lo supe. Me puse a dar vueltas en mi cuarto como hace mi perro
cuando quiere morderse la cola pero al final decidí volver a la cama y llamar a
un amigo a quien le anuncié sobre lo que empecé a llamar “el advenimiento”.
-¡Oye
buey, tengo que decirte algo urgente!
-¡Cabrón,
no mames, me agarras empiernao…! –al
fondo del teléfono pude escuchar una risita femenina disimulada. Sabía que él sería
el único que no me tiraría a loco. Ahora verán por qué: Oye- le dije-, ¿aún
tienes a Gran Pedote en el garaje? -¡Sabes que sí, déjame por lo menos la media
hora que sigue en paz, termino y te llamo! ¿Va? -¡Uta
madre… está bien, pero rápido buey que urge!-. No pasaron ni quince minutos
cuando llamó-. ¿Qué, ya, tan rápido? -¡Y qué querías pendejo, la vieja se
bloqueó, yo me bloquee y me mandó a la…! -No pude evitar reírme-. No te burles,
cabrón, ¿Qué pedo quieres con Gran Pedote? -Pues
eso, precisamente… que ya sé cómo comenzar el puto apocalipsis-. Sí, ya sé que suena
mamón, de veras, pero no vayan a creer que Dabur (que así se llama mi amigo
aunque yo le digo “albur” de puro cariño) se sacó de onda, para nada. Ni
madres. -A ver, a ver, como dijo Borges, ¿cómo? En primer lugar para sacar a
Gran Pedote del garaje es un pedo que ya sabes… -Mira, buey, la cosa es sencilla,
invitamos a dos o tres chavas y a unos cuates y… -Y me puse a contarle mi plan,
ese que había soñado.
Me explico, no
es que no creyera mi sueño que el Apocalipsis, Armagedón, Día Final o del
Juicio o como se les ocurra llamarlo estaba por llegar el 31 de diciembre sino
que pensaba que nosotros podíamos ayudar a adelantarlo, tal como decía Buñuel
que estaba ayudando a la caída inevitable del cristianismo cuando filmó “La Vía
Láctea”. Bueno, eso fue el 31 de octubre. Para el 20 de noviembre, mientras muchos
celebraban el aniversario de la revolución, nosotros planeábamos otra
revolución: nadie, a excepción de un grupo selecto escogido por nosotros,
sabría del “advenimiento”. Se lo dijimos a Tania, una amiga teibolera que
jugaría el papel de ponerse a bailar en cueros en la calle para atraer a los
empleados del banco mientras la Banda del Ruso entraba a robar; a la Guarra
Macías, una amiguita muy… muy… pues eso, muy guarra, que se iba a poner a hacer
lo que mejor sabe hacer delante de la iglesia del centro mientras el Gato y su
Pandilla asaltaba al McDonas (sic) de la esquina, disparando tinta roja (más de
un cardíaco se infartaría ahí mismo creyendo que eran balas de verdad), todo
esto por pura diversión, a la vez que nosotros, el “albur”, una amiga llamada
Nacha Veloz y yo, sacábamos a Gran Pedote para situarlo en medio de la calle y
dar inicio al fin del mundo. Así, todo el Grupo Apocalíptico (buen nombre que
se me acaba de ocurrir) nos encontramos ante el garaje ya mencionado.
-¿Traen
grúa o algún montacargas para sacar la madre esa?- preguntó Nacha Veloz. El
Albur y yo nos quedamos viéndonos cómo diciendo “what?”-. ¿Qué? ¿Cómo van a
sacar entonces su artilugio, armatoste o lo que madres sea del garaje? -Espera… ¿qué demonios crees que
es Gran Pedote, eh?-Pues me imagino que es una especie de bomba atómica casera…
como del tamaño de un búfalo o elefante mediano-. El Albur y yo nos partimos de
risa-. ¡No seas pendeja! –Risas- ¿Gran Pedote una bomba? –Más risas-. ¿Y para
qué crees que te trajimos a ti, eh? –El Albur abrió la pesada puerta del garaje
de par en par. Gran Pedote salió tambaleándose, parpadeando al sol, medio ciego
y apestando a orines, con una botella del mal aguardiente que suele beber en la
mano.
-¡No
mamen, les digo que no mamen! –dijo Gran Pedote con su boca sin dientes- ¿Para
qué me despiertan?... ¿Por lo menos traen una puta que me rolen, eh, eh? -Oh,
Señor de la Oscuridad –nos arrodillamos ante Gran Pedote, adorándolo-, no se
nos había ocurrido antes pero esta putilla es tan facilota que fue la única que
dijo que sí… bueno, eso es lo que soñé yo y se me iluminó la mente- agregué-. ¿Qué,
pero que jalada es esta? –dijo Nacha Veloz, echándose para atrás-. Jalada la
que tendrás que hacerle a Gran Padrote, querida… digo, “pedote” -¿Quién es este
borracho? –Nacha seguía retrocediendo, como dando las… dándolas de miedo por
supuesto-. No quién sino qué. Es un Demonio Ebrio de las Profundidades,
producto de las invocaciones satánicas y las artes negras del albur este que
ves a mi lado –Dabur guiñó el ojo-. Gran Pedote siempre ha dicho que se bebería
todo el océano convertido en alcohol del bueno y lo mearía para hundir el mundo
en el Armagedón si le ofrecíamos algo digno de que le dieran ganas de mear. Ahora
cumplirá si es que le caes bien-. Sonreímos. Nacha estaba a punto de echar a
correr cuando comenzó la balacera. En medio del caos llegó la poli, la Banda
del Ruso chocó su coche contra los del Gato cuando huían y Tania provocó una
carambola cuando se le ocurrió encuerarse encima de una patrulla.
No
me acuerdo que chingados hacia la Guarra pero me imagino que algo muy guarro,
¿no creen? Gran Pedote no dejaba de babear ante el trasero generoso de Nacha
que estaba a punto de echar a correr cuando le metí una zancadilla, se cayó bocabajo
y el demonio pedo se le echó encima y ahí, con todo y pantalón, la dejó como
pieza de colección de mariposas… Nacha
gritó como puerco en el matadero. Y es que Gran Pedote no se llama “gran” por
la peda que se carga… ustedes entienden.
Hoy
es 30 de diciembre. Ayer anunciaron los noticiosos que el clima se ha vuelto
loco. El océano se ha secado. Los peces han muerto todos y la gran barriada del
mundo apesta a pescadería. ¡Ah, también hay una gran orgía por todas las calles
del planeta! Eso no es obra de Gran Pedote, se los aseguro, sino de los
oportunistas. Ahora lo que pensamos hacer mañana por la noche es terminar de
trepar al pinche Monte Everest este, antes que nos congelemos las orejas, el
Albur y yo (que somos los únicos que quedamos vivos del grupo y sabemos de qué
va la cosa) y admirar cómo Gran Pedote, eructando y satisfecho, hundirá al
planeta en la Gran Meada Final y nosotros reiremos como locos a sus pies. Esos son
mis deseos de fin de año. (Sonrisas). Eso será lo que haremos durante el fin
del mundo.
Plástica: Gustavo Leduc Bordon.
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