Número uno
Elizabeth Castro (Puebla, México)
y en ambas manos
tomas mi masculinidad como un cetro,
cuando envuelves tu lengua
en la joya de ambar
y urges mi gracia,
comprendo a esas muchachas romanas
que danzaban en torno a una columna de piedra
y la besaban hasta calentarla.
Arrodíllate, mi amor, lejos debajo de mí,
tan lejos que apenas pueda ver tu boca
y tus manos realizando ceremonia,
arrodíllate hasta que me derrumbe sobre tu espalda
con un gemido, como esos dioses
que Sansón derribó desde las alturas del templo.
Leonard Cohen.
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