Revaluemos la actividad humana del sexo amplio, gustoso y sin tabúes para que a la larga no derive en malas relaciones, complejos y filias. Sea pues.
martes, noviembre 2
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Anochecer
Tirito, no por el ansia sino por el pasado,
varios abriles, mitad de mayo, agosto siempre,
la tragedia es cada día el plato cotidiano, la resaca,
parodia volátil y traidora, nos mantiene atentos,
polvo en las fosas, hachís a nuestro encuentro,
un beso, todo acaba por desfallecer, todo es tiempo,
aún tus manos, las necesito a cada instante,
con cada suspiro, con cada mirada, una palabra no basta,
por eso me acerco y te rozo de frente, me alimento,
me pierdo despacio en el pubis, me sereno con la voz,
todo emerge pero no consigo retenerte, me dueles, el día,
la hora, me dueles…
Ahora la tarde va descendiendo lentamente ante nuestros ojos,
es la noche que ansioso espero para mostrarme ante ti,
un rayo parte la aurora, es señal bélica de nuestro encuentro,
palabras marcadas y seguidas de lágrimas, tildes desbaratadas,
comas rendidas, puntos que comienzan y no terminan,
pero aquí estoy ahora desnudando mi alma para que la tomes,
hace frío y mis piernas tiemblan, pero soy tuyo, átame con el aliento,
un lustro es una palabra, una caricia el alimento, palabras, lo sé,
apenas eso, palabras, lo de más es lo de menos, mira otra vez,
anochece, parece que todo va tan en contra, tan sin nosotros,
son estos miedos, que no dejan amar más y más hasta morir devastados,
cediendo ante el orgullo maldito en la egolatría intensa, existimos,
de eso estoy seguro, en eso pienso, no temas, que no es pecado amar así,
amar como nos amamos, fieros a silencios, sentencia siempre,
deambulando escurridos en las ventanas, el ruido tormentoso,
las bocas blasfemando antiternuras, pero estamos ahí,
rendidos por momentos, a punto de desvanecernos y desbaratarnos.
Anochece otra vez pero ahora estoy perdido en tus dunas,
rendido ante tus párpados, navegando en la tersa piel que te cobija el alma,
esperando una señal de humedad para estar por siempre en ti,
las horas pasan y luego los días, meses, años, todo es un parpadeo,
al abrir los ojos nuevamente estas ahí, más tenue, más desnuda.
Anochece y mañana será día y mañana y será otra vez 17 y agosto
y serás tú nuevamente, frente a mí desnuda del alma y nada será lo mismo
y todo será igual y estaremos rendidos y amándonos y esperando,
y regresará la noche y estaremos amándonos,
¿Quién dice que es pecado amar como nos amamos?
Uno más y faltan mil: Agosto siempre III
Anochecer
Tirito, no por el ansia sino por el pasado,
varios abriles, mitad de mayo, agosto siempre,
la tragedia es cada día el plato cotidiano, la resaca,
parodia volátil y traidora, nos mantiene atentos,
polvo en las fosas, hachís a nuestro encuentro,
un beso, todo acaba por desfallecer, todo es tiempo,
aún tus manos, las necesito a cada instante,
con cada suspiro, con cada mirada, una palabra no basta,
por eso me acerco y te rozo de frente, me alimento,
me pierdo despacio en el pubis, me sereno con la voz,
todo emerge pero no consigo retenerte, me dueles, el día,
la hora, me dueles…
Ahora la tarde va descendiendo lentamente ante nuestros ojos,
es la noche que ansioso espero para mostrarme ante ti,
un rayo parte la aurora, es señal bélica de nuestro encuentro,
palabras marcadas y seguidas de lágrimas, tildes desbaratadas,
comas rendidas, puntos que comienzan y no terminan,
pero aquí estoy ahora desnudando mi alma para que la tomes,
hace frío y mis piernas tiemblan, pero soy tuyo, átame con el aliento,
un lustro es una palabra, una caricia el alimento, palabras, lo sé,
apenas eso, palabras, lo de más es lo de menos, mira otra vez,
anochece, parece que todo va tan en contra, tan sin nosotros,
son estos miedos, que no dejan amar más y más hasta morir devastados,
cediendo ante el orgullo maldito en la egolatría intensa, existimos,
de eso estoy seguro, en eso pienso, no temas, que no es pecado amar así,
amar como nos amamos, fieros a silencios, sentencia siempre,
deambulando escurridos en las ventanas, el ruido tormentoso,
las bocas blasfemando antiternuras, pero estamos ahí,
rendidos por momentos, a punto de desvanecernos y desbaratarnos.
Anochece otra vez pero ahora estoy perdido en tus dunas,
rendido ante tus párpados, navegando en la tersa piel que te cobija el alma,
esperando una señal de humedad para estar por siempre en ti,
las horas pasan y luego los días, meses, años, todo es un parpadeo,
al abrir los ojos nuevamente estas ahí, más tenue, más desnuda.
Anochece y mañana será día y mañana y será otra vez 17 y agosto
y serás tú nuevamente, frente a mí desnuda del alma y nada será lo mismo
y todo será igual y estaremos rendidos y amándonos y esperando,
y regresará la noche y estaremos amándonos,
¿Quién dice que es pecado amar como nos amamos?
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