Ella amaba despacio, se insinuaba de vez en cuando ante la gravitación de una piel femenina de blanco terciopelo, se acercaba a la barra, pedía Jägermeister boost, jugaba a pintar de rojo los hielos, miraba a través del cristal todas las siluetas, cuando por fin concebía una de mujer, hacía un chasquido con la boca, miraba profundo, retaba sincera, se acercaba sin recato, su erotismo era tal que no podía permitirse un desaire, cualquiera cedía al instinto felino, optaba por decir hola, cerraba los ojos y respiraba profundo el perfume del cuerpo.
En la noche de todos los santos Violeta creía haber perdido la respuesta, salió con el fin de olvidar los nombres, las caricias y todo aquello que le recordará la ventura lastimosa, se acercó a la barra y pidió sólo soda, nada en realidad, otra noche cualquiera, bebió el vaso de sorbo, tomó su bolso y al dar la vuelta estrello su halito con ella, contestó el saludo, percibió un respiro y optó por olvidar.
Ella Blanca respira profundo el cuello
Ella Violeta tocó su mano delicadamente
Ella Blanca le dice algo al oído, suave, casi un respiro,
Ella Violeta cierra los ojos y se eriza la piel,
Ella Blanca asiente despacio y brilla sus labios al fuego,
Ella Violeta lo quiere intentar,
Ella Blanca se convertía en rol de él
Ella Violeta quería ser ella pero con él,
Él ahora rompía todo silencia hablando ligero,
Ella sonreía a cada palabra,
Siendo ambos, todo parecía, juego y fuego.
Él terminó por ser un demonio embravecido,
Ella surcaba los cielos de forma leve,
Él tomada de la copa todo elixir,
Ella lo buscaba ansiosa y vertía el contenido,
Él también sabía que era pecado,
Ella lo emancipo y lo volvió sacro,
Él tomaba por naturaleza lo que le pertenecía,
Ella no era materia dispuesta pero se dejaba dominar
Él aceleraba el alma con un sólo cometido,
Ella pensó por un momento en Dios pero acabo en blanco,
Él aminoraba la distancia para volver a creer,
Ella tomo las riendas y se torno briosa,
Él ahora amaba y repetía su nombre,
Ella ansiosa y a unos pasos de parar creyó en la condena,
Él sabía que podía remediarlo con un beso y lo evitó,
Ella cien demonios,
Él mil estrellas,
Una vez que se conjunto todo ente crearon la divinidad.
Con el paso del tiempo la distancia fue la misma, la necesidad otra, abrir los ojos y sentir la diferencia entre amar como pecado y amar por amar.
Foto: Ernesto Guzmán
Modelos: Johanna Espinosa y Verónica Peregrina
Texto: Agathokles
1.- Estación del metro línea A, Santa Marta
2.- Tome una pecera que dice Kennedy / Estadio
3.- Bájese dos calles después de avenida Pantitlán
4.- Camine 4 calles a la derecha