En tanto el país se desmorona en falsos oropeles, en
campañas políticas, en visitas de
estado, en morales estúpidas y con la ciudad abierta desde sus cimientos, todos los
compañeros que nos vamos dedicando a la difusión de la imagen y la palabra, nos
revolvemos con una cierta furia entre tanta burla. Raro es que en el medio que
nos toco deambular sigan habiendo divisiones y malos argumentos. Por fortuna no
es fácil rendirnos, ni por los foros vacíos, ni por la censura y ni por los
tontísimos intentos de debate generadas por interpretaciones fatuas.
Procuré ignorar cada una de estas situaciones, pero me es
imposible, sobre todo en el sentido de que no soy quien se rumora. Así que jamás
intentaré “lucrar” con el nombre de una editorial tan mercenaria como la de los
Versos de quien me deslindo con mucha dignidad, ni con las escasas ediciones
que vamos teniendo; prueba de ello es que no buscamos la limosna del estado con
sus feriecitas del libro. Sí, el sexo vende, pero en este caso específico no
vengo por dinero. Hemos regalado libros a destajo por doquier, en que los
autores y la editorial no tenemos pretensiones de riqueza y sí de difusión.
Ojalá podamos hacer un pequeño eco en las mentalidades en que un cuerpo desnudo
les significa pecado o depravación. Caray.
El caso más reciente de buena vibra es el del reseñador
Carlos Santibañez (del cual no sé mucho es la verdad), quien por una frase escrita
por mí en el prólogo al libro C desnuda la piel de Claudia Contreras, nos dice (léase con voz de profeta, no importa que sea falso):
Revelarlo, demostrarle quién es, de modo que al atenderle,
no únicamente se produce lo que dice Éric Marváz en el prólogo a la primera
edición de C desnuda la piel, que “en la alcoba los amantes la van a leer
mientras se tocan”, lo cual se me hace incompleto, hasta de mal gusto, como que
la pone a nivel de un complemento del Viagra, o de instructivo para alcanzar
una buena erección. Y no, la obra no es esto. Y esto, aunque pudiera animar a
comprarla, no es cierto. Ni siquiera es cierto que sea una poeta únicamente
erótica. Es posible admitir que sea esencialmente erótica. Lo que no se vale es
olvidar, a guisa de ceder a la exigencia cada vez más aplastante de una visión
comercial generalizada en el mundo, y que el México obediente asume con
singular alegría, que el erotismo es, y ha sido siempre, cultura.
Léalo completo en: http://www.facebook.com/?ref=tn_tnmn#!/events/167009063420183/
Podríamos entonces pensar que “alcoba” es una habitación que
se renta por trescientos cincuenta pesos las cuatro horas "joven", que “amantes”
es el dúo formado por el dueño de la empresa engañando a su esposa con la
empleada de más bajo nivel, que “leer” se refiere a los subtítulos de una
película porno con actrices operadas, eyaculaciones de medio litro y malísimo
argumento, y que ”tocan” es sinónimo de coger. Qué cosas, cuánto se puede
pensar acerca de unas palabras extraídas de entre decenas de líneas. Al
reseñista le jaló los ojos esa frase, esperemos que alguna vez lea el prólogo
completo y nos haga otra reseña a lo que yo escriba, cuya especialidad, se ve,
la tiene “entendida”. Por supuesto, ante tal sagacidad mental y creación de
historias perversas, la editorial se pone a sus órdenes, ¿sabe señor Carlos? , nuestras
páginas están diseñadas para potenciales como el suyo, no nos desperdicie:
suéltese.
Señor Carlos, le dejo una tarea a ver cómo le va a sus
castos ojos. Medite profunda y lentamente, quizá con furia y rapidez pero no
menos profundo, las siguientes palabras: envergadura, largo, ancho, amor, sexo,
currículo, albergar, someter, dócil, rajada, asentaderas y ego. Suerte con su
ejercicio.
Como diría el pacrecito Fray Tormentoso: Sigan mamando… pero
protéjanse.
Besos y abrazos a todos y todas.
Éric Marváz
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Ivonne Ramírez R- Proserpina
http://flavors.me/Proserpina
Clichés necesarios
Ahí se han internado, no en estas noches sino en otras cuando aún no eran lunas de octubre; en la profundidad oculta cama adentro, se sumergían en sus cuerpos con las mejillas apenas ruborizadas, sin más cobertor que sus sutiles vellosidades. Como en oleajes, se mecían armoniosamente para adaptarse en lo lúbrico, para percibirse en esencias… hasta que venían las palabras burdas rozando al oído, la agitación acrecentada y urgidos gimoteos. La tempestad se volcaba en la colcha, y ella se abandonaba de sí y se exiliaba en sus brazos. Entre el crepúsculo y la habitación, el bullicio urbano y la oscuridad que debía ser más larga.
¨Nunca volverá a ser lo de antes¨ susurró él como descubriendo el devenir, mientras ella incrédula le negaba y le abrazaba por la espalda para cerrar los ojos amándole.
Alguien contó que la recuerda sollozando, el recuerdo la astillaba hondo en el suspiro. De esa última vez a entonces, se escribieron; él acertó en llamarle. Hay quienes intuyen que otras muchas noches serán suyas y se enmañarán de piernas bajo las cobijas. Nunca sabrán cuánta verdad se atina con los años, desvelada bajo el caprichoso manto de los besos.
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Fotografías de Irving Niño
de la serie "Mi caudillo", 2010
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Poemas de Juan Beat
Poemas de Juan Beat
"Esperar. ¡Ah! ¿no son la alegría, la furia, y la tristeza sentimientos que ocupan tan sólo una insignificante fracción de nuestra vida, y vivimos todo el enorme resto esperando? Espero con desesperante ansiedad el ruido de la felicidad que llega caminando por el pasillo, pero sólo tengo el vacío. Ah, la vida es demasiado miserable. Esta realidad que a todos hace pensar ¡cuánto mejor no haber nacido! Todos pasan el día esperando inútilmente algo. Es demasiado miserable. Desearía sentir la alegría de la vida, del hombre de este mundo, creyendo que fue bueno haber nacido."
(El Sol Poniente, Osamu Dazai)
COLTRANE PLAYING TRISTESSA
Nunca parecía furioso,
no se encorvaba tanto,
ni movía mucho su pie,
su serenidad salía por el sax tenor
y se convertía en tristessa;
John Coltrane tocaba con el hígado infectado,
con heroína y litros de alcohol,
toda su sangre se esfumó un 17 de julio;
y se olvidó de los años perdidos con morfina,
de sus constantes dolores de muela,
de las bandas de donde lo "corrieron";
cerraba los ojos
y gesto tras gesto se convertía en tristessa;
su hard bop enloquecía a todos,
los entristecía
y les transmitía su "fe",
nunca la perdió,
como tampoco su soul.
RED HAIR
Para Arlette
Ella tenía el cabello rojo,
y la mirada como una hoja de afeitar,
indiferente,
bebiendo y bailando enloquecidamente,
siempre radiante
con su “red hair” color tinto.
Creí que la quería,
nunca lo supe;
me escondí tras una pose insignificante,
bebiendo y acuchillándome.
Sólo de lejos “la esperaba”,
la imaginaba a mi lado ,
con su cabello rojo tapando mi rostro;
creí que la quería,
llegué a necesitar encontrarla,
pero nunca pude con su mirada.
Ya no lleva el cabello rojo,
su mirada ya no corta,
su ausencia desespera,
su andar junto a mí
me hace olvidar el Támesis,
olvidar Pigalle,
olvidar los pubs que cuidaban mi soledad.
Ya no tiene su “cabello tinto”,
pero quiero beberla
como a un rioja español;
ya no tiene su red hair,
creo que la quiero,
y debo descubrirlo,
aunque el rojo
salpique dentro de mi acuchillado
“heart-disk”.
Del poemario Tristessa, que próximamente será publicado por Editorial Morvoz
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Si quieres que tu obra se publique en el blog, libros y revistas de Editorial Morvoz, puedes ponerte en contacto con nosotros o enviar tus aportaciones a la siguiente dirección de correo:
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