jueves, agosto 22

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Gaceta Morvoz No.30, año III (28-8-13)

Especial poesía
Fotografías: Éric Marváz


EDITORIAL


Este ejemplar está dedicado a todos los buenos artistas y bellísimos modelos que han desfilado por estas páginas, alguna vez blancas. 

Los directivos de este sitio: Pilar Rodríguez y Éric Marváz, agradecen infinitamente el apoyo y la buena disposición de cada uno de los que nos han prestado su arte y belleza para hacerlos extensivos.

Abrazos para todos ustedes, que la lujuria amorosa nunca les falte.


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Modelo: Ximena Román

Jaime Sabines 

Codiciada, prohibida...

Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.


                                   
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Modelo: Lusita Araujo

Gonzalo Rojas 


El fornicio

Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tacara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

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Modelo: Montserrat Díaz

Rafael Alberti 

Ven. Ven. Así. Te beso...

Ven. Ven. Así. Te beso. Te arranco. Te arrebato. Te compruebo en lo oscuro, ardiente oscuridad, abierta, negra, oculta derramada golondrina, oh tan azul, de negra, palpitante. Oh así, así, ansiados, blandos labios undosos, piel de rosa o corales delicados, tan finos. Así, así, absorbidos, más y más, succionados. Así, por todo el tiempo. Muy de allá, de lo hondo,
dulces ungüentos desprendidos, amados, bebidos con frenesí, amor hasta desesperados. Mi único, mi solo, solitario alimento, mi húmedo, lloviznado en mi boca, resbalado en mi ser. Amor. Mi amor. Ay, ay. Me dueles. Me lastimas. Ráspame, límame, jadéame tú a mí, comienza y recomienza, con dientes y garganta, muriendo, agonizando, nuevamente volviendo, falleciendo otra vez, así por siempre, para siempre, en lo oscuro, quemante oscuridad, uncida noche, amor, sin morir y muriendo, amor, amor, amor, eternamente.

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Modelo: Johanna Espinosa


Leopoldo M. Panero



Diario de un seductor

No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.

Hembra

Hembra que entre mis muslos callabas
           de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.

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Modelo: Verónica Peregrina

Francisco Hernández 

Muero por deslizar, verticalmente,
mi lengua entre tus labios.
Por humedecer, horizontalmente,
el imposible rencor de tus encías.

Se me antojan tus ojos cuando,
repletos de placer, miran empavesados
espejismos.

Desnúdate. Blanquea la oscuridad.
Ya crecieron mis uñas.
Ya encaminadas van hacia tus labios.



Desnuda eres como una calle
subes, te abres, serpeas, te angostas,
doblas, sigues mis pasos y desembocas.


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Modelo: Azul Pagano


Josefa Parra Ramos 



Del gusto

Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
a galernas en medio de la noche.
Profanaciones

Dios te salve, Señora de los ojos tristísimos,
llena eres de gracia, el Amor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
entre las potestades, ángeles y luciérnagas,
y bendito es el fruto que tu vientre me ofrece
como una rosa tibia y desvalida.

Salve,
Señora de los pechos de sedosos estigmas,
llena de resplandores de la carne. Contigo
es el fuego celeste que me arrasa. Bendita
eres todos los días con sus noches. Bendita
la herida de tu nombre clavándose en mis versos.


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Modelo: David Rambo


Oliverio Girondo 


Poema 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.


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Modelo: Dita R

Félix Grande 


Dame ungüento de carne, loba

La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte

La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida

Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas



Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio nombre.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.

Resuella, busca, abrasa, gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita ¡Venganza!

Sé una perdida, mi amor, una perdida.

En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.

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Modelo: Ana Paola

Ana Istarú


Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.

De "Verbo madre" 


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Modelo: Agatha

Luis Ruis Azcoita 

 

Quiero sembrarme en ti. No me conformo
con tu piel, ni con tu risa, con tu aliento.
No me bastan tus ojos y tus labios.
Tu sangre quiero.
Tenderte junto a mí,
desmadejar tu pelo
sobre el césped, sentirlo embravecido
como el torrente negro.
Deslizar mi silencio por tu lengua.
Beber de ti en tus pechos.
Surcarte libre, único, infinito,
como el barco en el mar y el pájaro en el cielo.
Enamorar tu entraña con mi entraña.
Herir de paz tu cuerpo.

Yo callo triste, tú besas mis manos,
mientras gime de amor mi pensamiento.

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Modelo: Paula Nosi

Homero Aridjis 

Perséfone (fragmento)


Un río carnal abre los muslos.
Perséfone se abre como una escalera estrecha y empinada.
Perséfone ríe al borde sus fibras nerviosas.
Navegan barcos por mar desconocido. Navega un dios en
          sí mismo enlazado.
El cuello de los cisnes en un solo cuello.
Perséfone me mira como yesca que acecha el fuego.
Pone los codos sobre las rodillas, mete la cabeza entre las manos.
Se sienta en sus cojines suaves. Se sienta sobre un lecho que
          por las arrugas de las mantas parece un trono rudo.
Mis manos friccionan con ardor sus miembros. En sus miembros
se confunde lo blanco de su piel, lo rojo de su ardor.
A sus miembros que fricciono llegan su silencio, su emoción, sus gestos.
Un mismo calor anima su corazón, sus pies, sus dedos.
El fuego le abre el cuerpo, igual que un incendio descubre
en una casa muchas ventanas, muchos ojos.
Igual que si se hubiera vuelto su interioridad hacia afuera,
y un color propio la recorriera matizando sus rasgos.
Me adentra.
No pienso.
Mis sentidos despiertan.
Oigo mi cuerpo, oigo su cuerpo enredarse en el mío. Crecen
los dos, enmudecen, maduran, se avejentan, mueren.
Oigo el eco de su desaparición, de su nacimiento. Oigo.
Que no están, que llegan, que se van.
Siento su cuerpo. Toca con mil poros abiertos a mi piel.
Me roza con mil manos y muslos. Me roza con pedazos de
carne que se labia, se hiende.
Mojándome. Huelo su origen. Su deseo. Su deseo. Su ceniza.
Sus cabellos húmedos de mis cabellos. Su roce que es mi roce.
Veo la palabra que no dice en su lengua curvada, alargada
hasta mi lengua. Su sexo que entraña mi sexo. Sus pies extendidos.
Su movimiento sacando chispas de las sábanas con las caderas.
Su hundimiento en el colchón. Su levantarse y caer y sonar.
La oscuridad momentánea de su boca, de sus axilas, de
su cuello y sus brazos.
Llena mi ver una rodilla. Un brazo. Un ojo. Un cabello entre
mis labios. Un trozo de muslo. Un pedazo de vientre.
El ombligo. Sus cabellos. Su ombligo.
Su cara vuelta a la derecha. Su cara vuelta a la izquierda.
Su mentón apuntando hacia arriba y hacia abajo. Su cuerpo
recogido. Su cuerpo diagonal.
Su ombligo. Su oreja. Sus cabellos. Su sexo.
Su boca que se ahonda y se ahonda, que se sumerge por adentro de ella,
que cae y cae, toca mi sexo, sube por mi cuerpo,
se convierte en mi boca que la besa en su boca que se ahonda,
y cae en mí, y cae en ella.


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Modelo: Xiluén Z

Piedad Bonnett

Asedio



No me culpes.
Por rondar tu casa como una pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.
Por preparar mis filtros vestida de hechicera,
por recordar tus ojos de hielo mientras guardo
entre mis ropas un punzón de acero.
Por abrir trampas
y clavar cuchillos en todos tus caminos.
Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y los hospitales.
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.


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Modelos: Karla y Zeta

Tomás Segovia 

Jiga


Échame un vistazo al menos de arriba abajo
mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado
tengo enamorados los ojos
y tengo la boca enamorada
y tengo el pie izquierdo enamorado
y mucho más el pie derecho
tengo también enamoradas las espumosas ingles
y el pene conmovido enamorado como los niños de sus maestras
y los testículos al borde de las lágrimas de puro enamorados
tengo las manos pesadamente enamoradas
tengo enamorado el pecho combatiente
tengo con delirio enamorada la saliva
tengo la vieja cabeza altanera perdidamente enamorada
y enamoradas como vírgenes ridículas todas sus ideas
y todas mis palabras enamoradas hasta la tartamudez
y tengo enamorada la memoria
y enamorada hasta la abyección la imaginación
tengo el día y la noche enamorados
tengo enamorada cada hora con una herida roja y un sexo violeta
tengo enamorados los oídos y todo lo que oyen
y enamorada la lectura de cada línea que leo y cada idea que pienso
tengo la inteligencia magníficamente enamorada como una estúpida
y tengo enamorado este dedo meñique
y tengo enamorado el gesto con que escribo estas líneas
tengo la voz con que te llamo enamorada
y enamorada la paciencia milagrosa en que te espero
porque te espero enamorado y no me dejes así
junta apretadamente todo esto en tu abrazo
dueña de los enjambres y de las cataratas reúneme
recoge fuertemente en tu abrazo de hermana insensata
apretados contra tus pechos más claros que los himnos
calmados en tu seno de cauce de las fiebres caudales
todos estos pedazos doloridos.

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Modelos: Frida y Edgar


Juan Gelmán 

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

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Modelo: Verónica Delgado

María Rosal 


Lengua indagadora en las profundidades de las jaulas.
Boca niña inocente detrás de los deseos.
Boca mártir de labios erectos como espadas.
Boca beso de muerte henchida de cicuta.
Boca núbil de sueño que besa cuanto ignora.
Boca de doble filo de aves taciturnas. Doble hilera de dientes,
de dientes y arrecifes.
Lengua del vendaval taladrando los restos
de un amor compulsado.
Lengua de terciopelo sobre un manto de nácar.
Lengua fileteada lista para el banquete, para la salazón de
la carne.
Lengua de esquirlas frescas.
Lengua de corazón expuesta en la vitrina.
Lengua de ofidio con un ojo en el vientre.
Lengua para limpiar el sudor, para acallar los centinelas
del frío, sus máscaras de níquel.
Lengua para el dolor, para gozar despacio.
Lengua del alacrán sembrando su simiente.
Lengua ramo de flores sobre el vértice erecto
de una fosa común entre las piernas.


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martes, agosto 20

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Gaceta Morvoz No.29, año III (20-8-13)

EDITORIAL


Como alguna vez tenía que pasar: el editor se ha quedado sin palabras.

La sensación es idéntica a un marco sin foto. Un montón de letras montadas sin orden, ni ton ni son, escurriéndose en picada formando frases impronunciables, entonces toda idea queda inconclusa y hasta obscena. Porque de ahí uno puede imaginarse lo que quiera y eso siempre entraña un peligro; la perspectiva personal es un arma de autodestrucción masiva. Me ahorraré unos cientos de palabras que no encuentran acomodo en ningunos ojos, ni oídos, ni lenguas.

¿Para qué chingados escribo si nadie lee?, piensa el editor. Después, cuelga la pluma y abre un libro de Octavio Paz:

Las palabras

Dales la vuelta, 
cógelas del rabo (chillen, putas), 
azótalas, 
dales azúcar en la boca a las rejegas, 
ínflalas, globos, pínchalas, 
sórbeles sangre y tuétanos, 
sécalas, 
cápalas, 
písalas, gallo galante, 
tuérceles el gaznate, cocinero, 
desplúmalas, 
destrípalas, toro, 
buey, arrástralas, 
hazlas, poeta, 
haz que se traguen todas sus palabras.

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Éric Marváz


Modelo: Lusita Araujo








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Dulki

Por Dulki Mod

El mirón


¡Qué cuerpazo te cargas, muñecota de pastel! Tú no lo sabes pero soy tu fan número uno cuando meneas tus voluminocidades al pasar.

Al punto de las nueve de la mañana caminas por la acera hacia tu trabajo. Me imagino que siempre has de llegar tarde, pero con esas curvas de deleite, ¿quién no te lo perdonaría? Así como yo he perdonado tu desprecio cuando te digo con tacto: "¡Tanta carne y yo sin dientes!"

Con ganas de que me claves esos taconzotes en el pecho y de cachetearte aquellas cuando te portes mal. Porque a pesar de que tienes una cara de ángel, ese cuerpo delata una demonia inquisidora. Seguramente te escapas todos los viernes al antro y les bailas a todos los putos que te piden la pieza. Seguramente prestas tu cuerpecito cada sábado a todo puerco-inútil que te invite de fiesta.

Si tan sólo me hicieras caso, mi reina... Yo te pongo casa, te pongo auto y te compro tu ropita para que no andes en trapos de monja que no te acomodan. Dirás que no me alcanza con un empleo de pinche macuarro, pero me consigo uno de noche, al fin que al verte, por más que esté cansado, me cae que te hago caso, y si no para eso está la pastilla azul.

Pero yo no te quiero sólo por tus curvas, te quiero porque me desprecias, porque sé que eres todo un reto y a mí me encantan los retos. Si ésto lo supieras, en vez de ignorarme, me saludarías porque así ya perderías tu encanto.

Me lo he jurado: mañana mismo cuando menees tus extravagancias, te arrojaré unas gotitas de agua desde la obra para que voltees a verme. Tal vez así, en mi cara verás el buen hombre que soy y el cariño que te tengo.

¡Mamacita, apachuuurrooo!




Modelo: Dulky Mond

Arte corporal: Salvador Cisneros

Foto: Anton Barrera
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Je suis Ale

Por Alexander Zmeckye





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Desde el alma de Alma Beatríz

Por Beatríz Fernández


Fuego que busca escabullirse entre mis muslos para apaciguar la hoguera que incitas aún en cualquier noche fría de invierno, cuando el sol se atreve a entrar irreverente a la habitación sorprendiendo el fuego de tu deseo raptado por mi boca buscando aquietar con mis labios y mi lengua, mis manos reconociendo cada parte de ti, concibiendo en realidad lo que hoy aún sigue siendo una fantasía….


                                                                                 ———-MORVOZ—————MORVOZ——



Y te espero nuevamente con la puerta abierta, mis labios húmedos aguardando tu regreso y mis muslos que con locura buscan estrecharte reiteradamente. Aquí estoy, sólo para ti, con la necesidad de besarte hasta que la noche desaparezca y con mi corazón retenerte eternamente. Estoy aquí, amándote únicamente para siempre…



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El Rinconcito

Esta semana Félix Luis Viera


Prefiero los que cantan 

Desde el blog: El blog "Gaspar, El Lugareño" está presentando, los lunes y jueves, una selección del poemario Prefiero los que cantan (Ediciones Unión, 1988, Cuba), de Félix Luis Viera. Se incluye traducción al italiano de Gordiano Lupi. 



A veces

Para Zonia


A veces
después de la hora señalada
se detienen para siempre los relojes


Junio de 1979

Ley del aviso

Cuando un viento sin preludio
llame a tu ventana,
con mucho cuidado abre cada hoja,
hazte el que entiendes y el desentendido,
trata de confundirlo y ganar tiempo,
y sobre todo no se te ocurra hablarle en el
lenguaje de los vientos, pues
ten en cuenta
que no hay viento, no hay nada
sin preludio.


Septiembre de 1980

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A volte


Per Zonia



A volte
dopo l’ora indicata
si fermano per sempre gli orologi.

Giugno 1979

Legge della prudenza
Quando un vento senza preludio
bussa alla tua finestra,
con molta attenzione apri le imposte,
fai quello che comprende e che non comprende,
cerca di confonderlo, di guadagnare tempo,
soprattutto non ti mettere a parlare nel
linguaggio dei venti, perché
tieni conto
che non c’è vento, non c’è niente
senza preludio.

Settembre 1980

Traducción de Gordiano Lupi




Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. 



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Autor: Ruth Vigueras Bravo
Título: De la Serie "Fetich"
Técnica: Fotografía Digital
Medidas: 20 X 24pulg
Año: 2010
Autorretrato



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Otros demonios


Corrí a su casa en cuanto me vi libre. Se disponía a salir. «Vengo para daros gusto —le dije—, pero sin meterla… ¡Ayer me dejasteis derrotada!» «Y dónde hay que hacerlo, hermosísima mía? Entre los muslos, entre las nalgas, en los sobacos, en las orejas, en el cuello, entre las tetas, en el ombligo, en las corvas, en los pies, haciendo un coño con tu zapato o tu chapín… Todo, lo haré todo, menos metértela en el coño. ¡Cómo podría negarte eso siendo tú tan hermosa y yo tan rendido servidor tuyo!» En lugar de responder a ese lenguaje que para mí era árabe, le desabroché la bragueta y le masturbé con una mano, mientras con la otra le sobaba por instinto los cojones. Se retorcía de placer. «¡Diosa!... ¡Maldita zorra!... ¡Puta divina!... ¡Masturba… masturba… soba… soba los huevos!... ¡Oh, oh, qué delicia!... ¡Mamona!... ¡Chupona!... ¡Putarra!... ¡Divinidad, ya viene!... ¡Va… a salir… la leche!...» Al oír aquella palabra, y como movida por un resorte, me metí la gran picha en la boca, acariciándola con la lengua y el paladar. Y fue entonces cuando Guai, delirando, comenzó a blasfemar: «¡Jodido Dios! ¡Sagrado coño de la virgen María! ¡Coño de la Magdalena trajinado por Jesús! ¡Coños de santa Tecla, de santa Teodora, de santa Catalina, de santa Cecilia, de Inés Sorel, de Marion-Delorme, de Ninon, de la Daubigné, de la Valliére, de la Pompadour, de la Duté, de la Lange, de la hermosa Mars, de la adorable y provocadora Mézeray, de la joven e inocente Hopkins, de la bella Henry… ninguno vale tanto como esta boca de ángel!... ¡Jo… do! ¡Me co…rro! ¡Tra… ga! ¡Ahógate de semen, reina mía! —Y la sacó de mi boca, pese a que yo seguía chupándosela, exclamando—:¡Es demasiado placer!... ¡Para morirse!». Me dio unas cucharaditas de café, para enjuagarme la boca, y después continué masturbándole; él me chupó las tetas, la lengua… incluso quiso lamerme el coño, pero no le dejé hacerlo: quería reservarme para la noche… Estaba empalmado de nuevo. Se la meneé, se la chupé, volvió a correrse, y tragué una nueva dosis de aquel licor maravilloso. Y así tres veces seguidas.

De “El libro de las orgías”, Rubén Solís Krause. 
La antijustina (fragmento), Nicolás Edme Restif de la Bretonne. Francia, 1734-1806. 



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Casa de citas


“Aquel vientre era para ser observado con lupa,
pues bajo el cristal cada pequeño pliegue,
cada rugosidad se hacía
multiplicado labio. “
Ángel Valente


"El tiempo es la distancia más larga entre dos lugares." 
Tennessee Williams


                             Casa de mala nota


"Trabajar nunca mató a nadie, ¿pero para qué arriesgarse?"
"Huye de las tentaciones despacio para que puedan alcanzarte."
"Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe."

Les Luthiers


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martes, agosto 13

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Gaceta Morvoz No.28, año III (13-8-13)

Editorial


A modo de editorial, con absoluto orgullo y placer:

Desde la revista Palabra Abierta, tomamos la siguiente disertación acerca de la pornografía, de parte del maestro Félix Luis Viera.

La pornografía no existe, es un mito que hemos creado y para el cual colabora el aún escaso desarrollo cultural de buena parte de la humanidad. Con lo que está en cursiva me quiero referir a las personas —hombres y mujeres—que disfrutan sobre todo de la representación visual y manifiesta del sexo para lograr la excitación. Sólo los cerebros más rudimentarios —deben ser muchos entonces, a juzgar por la industria—se alteran al disfrutar contactos sexuales preestablecidos, filmados minuciosamente y donde los “protagonistas”  son perfectos o cuasi perfectos físicamente. Es decir, no son humanos; y el sexo es algo, sin duda, humano. Y el eros, en el espectador —en cualquier espectador y en cualquier trance o sitio en que se halle—, debería y debe aflorar sólo cuando el “drama” precedente a la acción sexual sea meritorio. Es decir, cuando los prolegómenos, más largos, más cortos, creen la imprescindible tensión previa—en donde la palabra y otras variantes del lenguaje son, claro, parte indisoluble, como en todo propósito humano, como en la “vida real”—. Cachondería plástica, titulé, hace años, a un artículo que publiqué a raíz de cierto canal televisivo que se dedicaba a la transmisión del asunto que nos ocupa.

Decía en ese artículo y lo reafirmo que la pornografía, con la carga de dolo que se le quiere dar hoy en día, no existe. No es perjudicial: se trata sólo de ver a otro haciendo lo que nosotros sabemos hacer (claro, “ver” es excitante, pero cuando sólo se trata de “ver”, no se consigue ir más allá de una excitación superficial).  De tal manera que la industria de la pornografía quedaría reducida a unos cuantos —en primer orden a los que lamentablemente no pueden “hacerla” por ellos mismos—si no existiera el subdesarrollo cultural que antes cité.

De lo anterior exceptúo a los menores de edad. No únicamente porque sean menores de edad, sino porque los menores de edad no están en forma para las cuestiones de los adultos, como puede ser el póquer.

Otro factor que considero contribuye al auge de la pornografía es que se encuentre proscrita en una u otra medida. Ya sabemos: lo prohibido tiene su dosis de encanto para el ser humano promedio; entre otras razones, le propicia al transgresor cierto protagonismo.

Hoy en día la llamada pornografía tiene su vehículo principal en los medios electrónicos —no, como antes, en los impresos, ya fuera en imágenes o textos—, amén de algunos espectáculos en vivo que, según las referencias, no pasan de ser,  esencialmente, como los filmados. Nada de esto debería estar censurado para los adultos, puesto que es inocuo, nomás que un entretenimiento (al menos así lo toman los adultos lúcidos) que, al ser destinado al área de lo licencioso, crea por cierto grandes ganancias a sus promotores. La pregunta es: ¿será pornografía cuando, por ejemplo, un hombre y dos mujeres —o viceversa—en la intimidad de sus casas, realizan el sexo a la vez? No voy a responder, pero podemos dar por seguro que esto ocurre todos los días y en no pocos lugares, y quienes lo han hecho son esas mismas personas que en la mañana siguiente nos saludan al llegar a la oficina o que ayer fueron ascendidas en sus cargos de ejecutivos o de ejecutivas.

Tampoco creo que exista la llamada literatura erótica. Si la analizamos vemos que se convirtió en una retórica, que como todas las retóricas se ha topado con un callejón sin salida. En este tipo de literatura —la llamada erótica, digo—no hay drama humano, o si lo hay no llega a la escala mínima para “asimilar” por los sentidos, debidamente, la anécdota fundamental, excitante, se supone. En muchos casos, los textos de esta “literatura” no son más interesantes que el relato de igual contenido que te cuenta un amigo.

Lo anterior no niega, por supuesto, que en una y otra Literatura —así, con mayúscula— resulte el erotismo uno de los recursos sobresalientes de determinados autores.

Podríamos decir, en busca de una analogía, que el erotismo en la creación literaria es semejante a esa falda que lleva una mujer tres centímetros por encima de la rodilla. Si se quita la falda ya no es erotismo. Se “ve” demasiado. Tal vez esto tenga que ver con la diferencia entre pornografía y “lo otro”.

Hablando de las mujeres, ¿qué persiguen aquellas que muestran un escote solidario —casi medio seno afuera—, o llevan una de esas blusas “ombligueras”, o realzan las nalgas calzando tacones altos, o se ajustan el pantalón en la entrepierna de manera alarmante? No voy a responder. Sólo decir lo que todos sabemos: esas maneras están dirigidas a los hombres. Porque los hombres en este caso son el sexo débil. Si un hombre sale a la calle desnudo,  las mujeres gritan; si lo hace una mujer, los hombres miran, aun los policías. Claro, podría haber excepciones, como en todo.

Si atendemos a lo dicho por los rascabucheadores —no cabe aquí el término voyeur— confesos, veremos que ellos no persiguen “verlo todo”,  sino que dejan un poco a la imaginación, al misterio.  Por algo será.

De modo que hay una diferencia evidente entre sexo, erotismo y pornografía.

Un ciervo herido es una novela donde el drama humano, aun la tragedia existencial,  resulta el elemento principal. En esta historia hay sexo, como en toda historia humana. Resulta que cada escritor es, como todas las demás personas, un ser único e irrepetible; con carencias, virtudes, limpiezas y suciedades. (Sé que no descubro nada al decir  esto.)  Y cada uno escribe como puede, no como quisiera él o los demás. Así, cada escritor tiene —o debe tener— su sello de identidad.

Los que tienen que escribir lo políticamente correcto o lo literariamente correcto son aquellos que están ranqueados para el Nobel o para otros premios de esos que entregan los reyes y las reinas.

Por cierto, debemos suponer que los reyes y las reinas no consumen pornografía. ¿Será?




El placer es mío

Por Berta Tarbe


Miradas textibertadas

Fotografía: Trevor Watson


Perspectivas

—Fue una idea estupenda la de poner el bote del café en el último estante.
—¿Qué haces ahí  a oscuras?
—Mirarte el culo. Nunca lo había visto desde esta perspectiva.
—¿Y te gusta lo que ves?
—Mmmm…
La voz del  chico me sorprende desde la puerta abierta de la cocina. Bajo de la banqueta a la que me he encaramado y voy al sillón donde está recostado, me siento a horcajadas encima de él. Amasa mis senos y juguetea con mis pezones por debajo de la bata blanca de satín a la vez que responde a los envites de mi lengua con la suya.   
—¿No te quedaste a dormir con tu nueva amiga?—pregunto casi en su boca.
—No…
—¿Por qué?
—Porque no… ¿Y tú, estuviste con él?
—Sí.—le susurro en el oído. Deslizo una mano por el casi inexistente espacio que separa mi cuerpo del suyo. Recorro con un dedo la suave línea de vello que desciende por su vientre y desaparece bajo el tejano.
—¿Follasteis mucho?
—Morboso…—se separa apenas unos centímetros y él mismo baja la cremallera del pantalón.
—¿Dónde? ¿Cómo? Anda, cuéntame…—sin dejar de mirarle a los ojos invado el terreno que acaba de liberar y rozo la piel de su miembro. Suave, casi imperceptiblemente.
—Descarado…—mueve la pelvis y empuja impaciente contra mi mano su erección. Mi libido reacciona al momento, a pesar de la falta de reposo que ha tenido durante toda la noche.
—¿Por aquí también te la metió? Dime…—sube el borde de  la bata y recorre mis nalgas con los dedos.
—Perverso…—me apodero de su verga, la rodeo con la mano y empiezo a moverla rítmicamente.
—¿Me lo estabas reservando? Dime que sí…—casi jadea al preguntármelo, sigue tanteando ansioso en mi trasero.
—Vanidoso…—no quiero que se corra así; me levanto y dejo que la tela suave se deslice por los hombros hasta caer en el suelo. Formo una pequeña torre de cojines sobre la alfombra y me tumbo apoyando mi vientre en ellos. Viene hacia mí, señalándome con la polla enhiesta y una sonrisa de niño grande y consentido que consigue su objetivo. Pocas cosas hay que pueda negarle…


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Desde el alma de Alma Beatríz

Por Beatríz Fernández



Me turbas, me perturbas, me inquietas, me enloqueces, me transformas y produces que todos mis sentidos se alteren. 
Tengo grabado tu olor, tatuada tu imagen en mi mente, impregnadas tus caricias en toda mi piel, mi sexo lleno de tu saliva y la suavidad de tus gemidos morando en mis oídos. Mi corazón estallando excitado, pensando en abrazarte con mis muslos. Desesperada aguardo el momento para perderme en ti, una vez más…

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Mi hombre, el único hombre en mi vida, quien con cada detalle me ha llenado solamente de días felices, no te ha costado descifrar mi corazón y llenarlo con inmensa paz. A tu lado mis días son mejores porque tengo tu amor, sigue complaciéndome con tus besos, con tus caricias y tus encantos, que yo te protegeré y velaré tus sueños hasta hacerlos realidad y preservemos nuestro amor por toda una eternidad…


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Je suis Ale

Por Alexander Zmeckye




Nunca sabrás cuantos toqueteos le he dedicado a las memorias. Me seduces con tu contorno magnífico, sombra negra recortada contra el dintel de la puerta, sombra con labios de cereza.


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Miscelánea de Mesalina

Por Gaby Ouu


¡Ven...! 
Mis pezones despiertan dejándose vislumbrar bajo la delgada tela nívea de la blusa. La piel de mis muslos contrasta con el negro de la falda, que asciende lentamente mientras mi mano busca acariciar el cálido manantial que se esconde al pie del monte de Venus... Esa fuente que aguarda palpitante el momento de verter su elixir en la boca de lengua ansiosa y labios sedientos. Tu boca...
¡Ven...! 
Desnuda mi cuerpo que quiero yacer ante ti, deseosa de que me colmes de besos y caricias indelebles. Dientes hincándose en mi piel suavemente, arrancando sutiles gemidos. Tú, lamiendo y chupando mis tetas. Manos que se amoldan a los contornos, que amasan, que contienen mi agitación. Besos suaves que se transforman entre mis piernas devorándome hasta derramarme.
¡Ven...!
Dame a mamar tu sexo erecto. Quiero a sorbos degustar la cristalina miel que brota, delinear con mi lengua sus venas inflamadas, bañarlo con mi saliva, engullirlo y atragantarme. 
¡Ven...!
¡Métemela! Déjame aprisionarte, exprimirte con las paredes rugosas de mi vagina, con mordidas sin dientes. Tu cuerpo sobre el mío. Tus besos ahogando mis gemidos. Tu verga llegando hasta el fondo, saliendo, entrando, hasta perdernos juntos en el éxtasis delirante del orgasmo.



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Dulki

Por Dulki Mod


En secreto

Siento dolor al verte con otro wey pero me hago el loco. Prefiero ahogar mis penas en alcohol que decirte de frente lo que siento para que te burles de mi o pienses que no razono. Bebo por tu amor, amor, pero me embriago por tu indiferencia.
Quisiera que tuvieras a tu alrededor una burbujita que te hiciera intocable aunque tuviéramos que pelear por las miradas coquetas que le haces a todo el que te come con los ojos. Tenerte en un frasco con hoyuelos para que respires pero tan pequeños que ni una mano traviesa se te escape. Amarrarte a mi cama sería perfecto, y que no pudieras hacer más que abrir la boca cuando te lo pida.
Pero soy tan cobarde o respetuoso, preciosa, que no quiero cruzar la línea de comodidad y confianza que hay entre tú y yo. Sé que te perdería antes de tenerte. Sé también que si te pongo reglas las romperás. Sé que no puedo decirte qué hacer, ni puedo prohibirte que mires para otros lados, pero ¡por dios! mírame a mi tantito. ¿No ves que sufro en cada bar y que no es porque ya está predestinado en mi vida? Te pienso y me dan ganas de tomar porque podría ver tu cara en la cara de otra mujer al final de la fiesta; tus pechos en los pechos violentados de otras féminas. Puedo encontrar el trasero más caído del lugar, más apetitoso que cualquier otro por causa tuya, porque mi desesperación hace que mi mente te vea en cualquier parte.
Soy uno más en tu vida y temo ser de los últimos que pasen por tu cabeza. Yo me hago el loco, me transformo en tu amigo, el que te brinda a primera vista su amistad, pero te entrega el corazón en silencio. ¿Qué más podría hacer, bonita, si tengo que aparentar que ninguna mujer mueve mis emociones? Mucho menos tú, porque tú me advertiste a dónde iría ésto y yo te prometí no arruinar nuestra amistad porque no era mi intención pensarte tanto.

-¡Rafael!
-¿Eh?
-¿Qué piensas?
-Nada.
-Nunca me dices. Bueno, ahorita vengo, ese sujeto me está coqueteando, veremos qué hace cuando pase delante de él.

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El Rinconcito

Esta semana  Félix Luis Viera


FRAGMENTO DE UN CIERVO HERIDO

Día tras día aquella certidumbre fue aumentando dentro de mí de manera ingobernable: los labios, la piel, la frente del Chino se confundían con los de mi mujer. Empecé a sentirme seguro de que el Chino y mi mujer se parecían. Mucho. Ante mi vista, el Chino comenzó a suplir a mi mujer. Yo lo miraba y lo miraba y, cada vez más, sentía que la estaba mirando a ella. Los ojos del Chino eran candorosamente oscuros. Cuando él hablaba, su voz era exacta a la de ella; era la voz de ella; era mi mujer quien se encaminaba a la formación en las mañanas todavía a oscuras; yo lo miraba en la fila y era ella quien estaba en la fila; y ella quien decía «¡aquí!» cuando él respondía gritando —como era de rigor— al escuchar su número dicho por el sargento; era ella quien, en el comedor, se llevaba a la boca —carnosa, morena— la cuchara rebosada de caldo de chícharos. Miraba al Chino caminar y ya no era posible verlo caminar a él, sino a ella. Fueron la misma persona. O no fueron la misma persona: él era mi mujer, allí estaba. Mas la irrupción definitiva del Chino en mí se produjo durante una de las masturbaciones hondas y constantes que llevaba a cabo en la propia hamaca, o en los excusados si no estaban muy poblados antes de la orden de silencio. No eran muy satisfactorias para mí las masturbaciones en la hamaca porque había como una falta de privacidad: otros también lo estaban haciendo y los ruidos producidos por los movimientos se comunicaban por medio de las vigas de madera adonde se sujetaban las hamacas, y entonces era como hacer el sexo en colectivo. Mis masturbaciones eran, todas, sin excepción, a costa de mi mujer, tan estudiante, jovencita, komsomol frisando en bolchevique. La angustia permanente que sentía por su abandono, su silencio, no me permitía concentrarme siquiera en los números miles de los modelos estadísticos que cada día tenía que componer. En falos y vulvas y aun profundidades de vagina se me trocaban algunos números y entre tanto aborto de semejanzas finalmente el desemboque era mi apenas estrenada mujer, como en un cuadro móvil. Había yo comprendido que su fuerza en mí aumentaba en la medida en que se aislaba y yo nada podía hacer y me la imaginaba ya fornicando con otro. Fue una debilidad mía hacerme las masturbaciones concentrado en su vientre y sus zumos vaginales porque era como aceptar la condición de cornudo ante mí mismo. Quise hacerme alguna a costa de un cabo Umap o de un sargento o de un sargento político o del medio noble segundo teniente o del perro feroz teniente jefe de la «compañía», pero no pude; indefenso, siempre mi cerebro sexual iba adonde mi mujer apenas trabajada, a todo doblez de su cuerpo y a sus enternecedores gemidos orgásmicos. En una de esas entró el Chino. Y terminé inspirándomela en él. Luis Arturo afirma hacérselas a costa desde Greta Garbo hasta Claudia Cardinale pasando por María Félix y Dulcinea del Toboso. Jorge el campesino sostiene que no se masturba, pues es adventista del séptimo día; tiene una novia, veintisiete años de edad y la misma novia hace tanto pero no se han casado porque los campesinos aún no se casan tan jóvenes como los poblanos, mas no se masturba pensando en ella, ni jamás le ha tocado las partes, asevera. Guillermo la Rumba dice que tiene una mulata, su amante desde siempre, desde el siglo pasado casi, que vendrá a verlo; a veces se las hace a costilla de la dicha mulata, pero la mayoría a costilla de las mujeres que no ha tenido, opina que el quid de las pajas es hacérselas a costilla de las mujeres que no se han tenido, he ahí las ventajas de las pajas, ¿no?, dice. ¿Y El Artista?, ¿se masturba por detrás, como aquel homosexual que agarraron en tal tarea? ¿o por delante inspirándose en que su amado distante lo está poseyendo? ¿o, como ellos dos son homosexuales puros, como matrimonio, recíprocamente entregados, se poseen entre sí intercambiando las vías y entonces El Artista se las aplica al unísono? (La vida es cruda y compleja, damas y caballeros.)




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Otros demonios


El shunga (春画? lit. «imágenes de primavera») es un género de producción visual japonés que tiene como tema principal la representación del sexo. Está vinculado, principalmente, con la producción gráfica conocida como «estampas del mundo flotante», o xilografía ukiyo-e, del período Edo (1603-1867), a partir de imágenes de álbumes o de ilustraciones de textos de la literatura popular de entonces, así como con la producción pictórica de la época. A pesar de que su producción estuvo marcada por regulaciones y prohibiciones por parte del gobierno, la realización de este tipo de obras continuó prácticamente hasta finales de la era Meiji, con la prohibición de material «obsceno» en el Código penal japonés del año 1907. 

La traducción literal del vocablo japonés (de origen chino) shunga significa «imágenes de primavera», siendo «primavera» un eufemismo común para el acto sexual. Las escenas describían relaciones sexuales de todo tipo, incorporando en ellas a los más variados actores de la sociedad japonesa de entonces, como a los miembros de la clase comerciante, samuráis, monjes budistas e inclusive seres fantásticos y mitológicos.

Fuente: Whikipedia











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Casa de citas


"Si Eva hubiera escrito el génesis... ¿Cómo sería la primera noche de amor del género humano?. Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies; quizá, digo yo, no sé, hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla, que no conoció a ninguna serpiente, que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie y que nadie le dijo que: "Parirás con dolor" y "Tu marido te dominará" ... Y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias que Adán contó a la prensa."

Puntos de Vista.
Edudardo Galeano.


Casa de mala nota

"La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama. Hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama."
Joaquín Sabina



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