Especial
poesía
Fotografías:
Éric Marváz
EDITORIAL
Este ejemplar está dedicado a todos los buenos artistas y bellísimos modelos que han desfilado por estas páginas, alguna vez blancas.
Los directivos de este sitio: Pilar Rodríguez y Éric Marváz, agradecen infinitamente el apoyo y la buena disposición de cada uno de los que nos han prestado su arte y belleza para hacerlos extensivos.
Los directivos de este sitio: Pilar Rodríguez y Éric Marváz, agradecen infinitamente el apoyo y la buena disposición de cada uno de los que nos han prestado su arte y belleza para hacerlos extensivos.
Abrazos para todos ustedes, que la lujuria amorosa nunca les falte.
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Codiciada, prohibida...
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
———-MORVOZ———————————MORVOZ————
El fornicio
Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tacara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!
———-MORVOZ———————————MORVOZ————
Ven. Ven. Así. Te beso...
Ven. Ven. Así. Te beso. Te arranco. Te arrebato. Te compruebo en lo oscuro, ardiente oscuridad, abierta, negra, oculta derramada golondrina, oh tan azul, de negra, palpitante. Oh así, así, ansiados, blandos labios undosos, piel de rosa o corales delicados, tan finos. Así, así, absorbidos, más y más, succionados. Así, por todo el tiempo. Muy de allá, de lo hondo,
dulces ungüentos desprendidos, amados, bebidos con frenesí, amor hasta desesperados. Mi único, mi solo, solitario alimento, mi húmedo, lloviznado en mi boca, resbalado en mi ser. Amor. Mi amor. Ay, ay. Me dueles. Me lastimas. Ráspame, límame, jadéame tú a mí, comienza y recomienza, con dientes y garganta, muriendo, agonizando, nuevamente volviendo, falleciendo otra vez, así por siempre, para siempre, en lo oscuro, quemante oscuridad, uncida noche, amor, sin morir y muriendo, amor, amor, amor, eternamente.
Modelo: Johanna Espinosa
Leopoldo M. Panero
Diario de un seductor
No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.
Hembra
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.
———-MORVOZ———————————MORVOZ————
Modelo: Verónica Peregrina
Francisco Hernández
mi lengua entre tus labios.
Por humedecer, horizontalmente,
el imposible rencor de tus encías.
Se me antojan tus ojos cuando,
repletos de placer, miran empavesados
espejismos.
Desnúdate. Blanquea la oscuridad.
Ya crecieron mis uñas.
Ya encaminadas van hacia tus labios.
Desnuda eres como una calle
subes, te abres, serpeas, te angostas,
doblas, sigues mis pasos y desembocas.
Josefa Parra Ramos
Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
a galernas en medio de la noche.
Profanaciones
Dios te salve, Señora de los ojos tristísimos,
llena eres de gracia, el Amor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
entre las potestades, ángeles y luciérnagas,
y bendito es el fruto que tu vientre me ofrece
como una rosa tibia y desvalida.
Salve,
Señora de los pechos de sedosos estigmas,
llena de resplandores de la carne. Contigo
es el fuego celeste que me arrasa. Bendita
eres todos los días con sus noches. Bendita
la herida de tu nombre clavándose en mis versos.
Oliverio Girondo
Poema 12
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.
Félix Grande
La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte
La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida
Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas
Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio nombre.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.
Resuella, busca, abrasa, gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita ¡Venganza!
Sé una perdida, mi amor, una perdida.
En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.
Ana Istarú
Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.
De "Verbo madre"
Modelo: Agatha
Luis Ruis Azcoita
Quiero sembrarme en ti. No me conformo
con tu piel, ni con tu risa, con tu aliento.
No me bastan tus ojos y tus labios.
Tu sangre quiero.
Tenderte junto a mí,
desmadejar tu pelo
sobre el césped, sentirlo embravecido
como el torrente negro.
Deslizar mi silencio por tu lengua.
Beber de ti en tus pechos.
Surcarte libre, único, infinito,
como el barco en el mar y el pájaro en el cielo.
Enamorar tu entraña con mi entraña.
Herir de paz tu cuerpo.
Yo callo triste, tú besas mis manos,
mientras gime de amor mi pensamiento.
———-MORVOZ———————————MORVOZ————
Modelo: Paula Nosi
Homero Aridjis
Perséfone (fragmento)
Un río carnal abre los muslos.
Perséfone se abre como una escalera estrecha y empinada.
Perséfone ríe al borde sus fibras nerviosas.
Navegan barcos por mar desconocido. Navega un dios en
sí mismo enlazado.
El cuello de los cisnes en un solo cuello.
Perséfone me mira como yesca que acecha el fuego.
Pone los codos sobre las rodillas, mete la cabeza entre las manos.
Se sienta en sus cojines suaves. Se sienta sobre un lecho que
por las arrugas de las mantas parece un trono rudo.
Mis manos friccionan con ardor sus miembros. En sus miembros
se confunde lo blanco de su piel, lo rojo de su ardor.
A sus miembros que fricciono llegan su silencio, su emoción, sus gestos.
Un mismo calor anima su corazón, sus pies, sus dedos.
El fuego le abre el cuerpo, igual que un incendio descubre
en una casa muchas ventanas, muchos ojos.
Igual que si se hubiera vuelto su interioridad hacia afuera,
y un color propio la recorriera matizando sus rasgos.
Me adentra.
No pienso.
Mis sentidos despiertan.
Oigo mi cuerpo, oigo su cuerpo enredarse en el mío. Crecen
los dos, enmudecen, maduran, se avejentan, mueren.
Oigo el eco de su desaparición, de su nacimiento. Oigo.
Que no están, que llegan, que se van.
Siento su cuerpo. Toca con mil poros abiertos a mi piel.
Me roza con mil manos y muslos. Me roza con pedazos de
carne que se labia, se hiende.
Mojándome. Huelo su origen. Su deseo. Su deseo. Su ceniza.
Sus cabellos húmedos de mis cabellos. Su roce que es mi roce.
Veo la palabra que no dice en su lengua curvada, alargada
hasta mi lengua. Su sexo que entraña mi sexo. Sus pies extendidos.
Su movimiento sacando chispas de las sábanas con las caderas.
Su hundimiento en el colchón. Su levantarse y caer y sonar.
La oscuridad momentánea de su boca, de sus axilas, de
su cuello y sus brazos.
Llena mi ver una rodilla. Un brazo. Un ojo. Un cabello entre
mis labios. Un trozo de muslo. Un pedazo de vientre.
El ombligo. Sus cabellos. Su ombligo.
Su cara vuelta a la derecha. Su cara vuelta a la izquierda.
Su mentón apuntando hacia arriba y hacia abajo. Su cuerpo
recogido. Su cuerpo diagonal.
Su ombligo. Su oreja. Sus cabellos. Su sexo.
Su boca que se ahonda y se ahonda, que se sumerge por adentro de ella,
que cae y cae, toca mi sexo, sube por mi cuerpo,
se convierte en mi boca que la besa en su boca que se ahonda,
y cae en mí, y cae en ella.
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Modelo: Xiluén Z
Piedad Bonnett
Asedio
Por rondar tu casa como una pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.
Por preparar mis filtros vestida de hechicera,
por recordar tus ojos de hielo mientras guardo
entre mis ropas un punzón de acero.
Por abrir trampas
y clavar cuchillos en todos tus caminos.
Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y los hospitales.
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.
Jiga
Échame un vistazo al menos de arriba abajo
mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado
tengo enamorados los ojos
y tengo la boca enamorada
y tengo el pie izquierdo enamorado
y mucho más el pie derecho
tengo también enamoradas las espumosas ingles
y el pene conmovido enamorado como los niños de sus maestras
y los testículos al borde de las lágrimas de puro enamorados
tengo las manos pesadamente enamoradas
tengo enamorado el pecho combatiente
tengo con delirio enamorada la saliva
tengo la vieja cabeza altanera perdidamente enamorada
y enamoradas como vírgenes ridículas todas sus ideas
y todas mis palabras enamoradas hasta la tartamudez
y tengo enamorada la memoria
y enamorada hasta la abyección la imaginación
tengo el día y la noche enamorados
tengo enamorada cada hora con una herida roja y un sexo violeta
tengo enamorados los oídos y todo lo que oyen
y enamorada la lectura de cada línea que leo y cada idea que pienso
tengo la inteligencia magníficamente enamorada como una estúpida
y tengo enamorado este dedo meñique
y tengo enamorado el gesto con que escribo estas líneas
tengo la voz con que te llamo enamorada
y enamorada la paciencia milagrosa en que te espero
porque te espero enamorado y no me dejes así
junta apretadamente todo esto en tu abrazo
dueña de los enjambres y de las cataratas reúneme
recoge fuertemente en tu abrazo de hermana insensata
apretados contra tus pechos más claros que los himnos
calmados en tu seno de cauce de las fiebres caudales
todos estos pedazos doloridos.
Juan Gelmán
Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
María Rosal
Lengua indagadora en las profundidades de las jaulas.
Boca niña inocente detrás de los deseos.
Boca mártir de labios erectos como espadas.
Boca beso de muerte henchida de cicuta.
Boca núbil de sueño que besa cuanto ignora.
Boca de doble filo de aves taciturnas. Doble hilera de dientes,
de dientes y arrecifes.
Lengua del vendaval taladrando los restos
de un amor compulsado.
Lengua de terciopelo sobre un manto de nácar.
Lengua fileteada lista para el banquete, para la salazón de
la carne.
Lengua de esquirlas frescas.
Lengua de corazón expuesta en la vitrina.
Lengua de ofidio con un ojo en el vientre.
Lengua para limpiar el sudor, para acallar los centinelas
del frío, sus máscaras de níquel.
Lengua para el dolor, para gozar despacio.
Lengua del alacrán sembrando su simiente.
Lengua ramo de flores sobre el vértice erecto
de una fosa común entre las piernas.
Boca niña inocente detrás de los deseos.
Boca mártir de labios erectos como espadas.
Boca beso de muerte henchida de cicuta.
Boca núbil de sueño que besa cuanto ignora.
Boca de doble filo de aves taciturnas. Doble hilera de dientes,
de dientes y arrecifes.
Lengua del vendaval taladrando los restos
de un amor compulsado.
Lengua de terciopelo sobre un manto de nácar.
Lengua fileteada lista para el banquete, para la salazón de
la carne.
Lengua de esquirlas frescas.
Lengua de corazón expuesta en la vitrina.
Lengua de ofidio con un ojo en el vientre.
Lengua para limpiar el sudor, para acallar los centinelas
del frío, sus máscaras de níquel.
Lengua para el dolor, para gozar despacio.
Lengua del alacrán sembrando su simiente.
Lengua ramo de flores sobre el vértice erecto
de una fosa común entre las piernas.
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