viernes, diciembre 31

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EL ÚLTIMO Y NOS VAMOS


Presente

Dejar desfilar en silencio la estela que marca tu paso a mi encuentro,
casi siempre disfrazada de rutina, con olor a cocina y azafranes,
los recuerdos que tu mente desfigura para hacerlo menos doloroso,
de vez en cuando ese dolor es intenso y te marchitas por partes,
primero las manos, la cabeza, el corazón, a veces también el sexo,
sin embargo aún después de todo, después del tiempo, te encuentro,
tan leal y sonora, tan como siempre que resguardo mis secretos,
dilatas los labios y forjas una sonrisa liviana pero constante,
eres capaz de desvanecerme con tus besos madrugada, con tu aliento,
un suplicio inmediato me recorre si te veo sollozando, soy culpable,
sé que la tragedia en tu vida lleva mi nombre, mi marca es inconfundible,
no sereno mi alma briosa con un sólo cometido, siempre busca, siempre,
hace ya varias alboradas que no hago más que escribir tu nombre,
en arena, en papel, en el aire con las nubes, en las hojas y en todo lo tangible,
no he dudado en borrarte con sustancias vedadas, imposible deseo,
estás ahí más presente y más física que mi propia carne corrompida,
puedo aseverar que eres ya un dogma con propósitos inciertos hacia mí,
no sé si son las ansias de verte, de penderme en tu alma de cicuta,
en buscar un lugar entre tus pliegues blandos para amanecer vehemente,
intentando no convertirme en el mismo que destruye la vida con cada rezo,
no ser el que se refleja en cada lágrima y cada suspiro lleve la inicial de mi nombre,
ahora me encuentro deambulando entre esas lágrimas que te hacen sagrada,
una ruina sacra de mis caprichos inmaduros y febriles, tengo miedo,
temo aventurarme sin razón ni elocuencia a desbaratarme rendido en tus manos,
a entregar por completo un corazón infiel y sediento de cambiar el destino,
ni mayo ni agosto darán tregua a mi olvido, los recuerdos punzantes,
son los que no permiten hacerme cómplice total de tu necesidad siempre,
ahora pienso en ti y esto no significa que será así perennemente, otras veces,
pensaré en amarte y otras tantas te amaré con tal fuerza que no sabrás de ti,
y no tendrás memoria, sólo la fijación presente de tenerme cerca,

Hoy ser Dios es lo mismo que estar un momento cerca de ti.

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