lunes, diciembre 26

0

Léeme (Marváz) Perversa-mente (Berta Tarbe)




La tarde del martes Jota quiso que me  pusiera, para salir a pasear por la ciudad, el diminuto vestido blanco que él mismo había comprado,  y por el brillo pérfido de sus ojos  supe enseguida lo que pretendía,  sin necesidad de que  dijera nada más. A mí también me  excitaba la idea,  así que busqué en el cajón de la ropa interior y elegí  una braga tipo tanga de color rojo, me coloqué el vestido y ajusté por encima un cinturón trenzado de cuero,  a la altura de las caderas.  Desabroché tres de los cuatro botones que adornaban el escote y me giré un par de veces delante de él para que diera su aprobación. Sonrió satisfecho y desabotonó el cuarto botón, dejando al descubierto una más que generosa parte de mis senos. Antes de salir por la puerta de la habitación del hotel, cogí una chaqueta larga de punto y me la colgué del bolso.

La tela era tan liviana y ligera que no había que recurrir demasiado a la imaginación para averiguar lo que había debajo.  Caminaba por la avenida sintiéndome prácticamente desnuda, con el tejido pegado al cuerpo, entremetiéndose entre mis muslos, balanceando la melena y contoneando exageradamente las caderas al andar, intentando que mis bragas rojas adquirieran vida propia para Jota, que me seguía unos pasos detrás. La suave caricia de la tela en mi piel y la presión que ejercía la minúscula tira roja en determinadas zonas de mi anatomía, iban revolucionando mi libido a cada paso. Noté que algunos hombres se giraban un tanto sorprendidos para mirarme  -“con la lujuria reflejada en sus rostros", me diría más tarde Jota-,  y aunque eso me divertía mucho hice como que las ignoraba, dirigiéndome decidida hacia la primera estación de metro que encontré, siempre seguida por él a una distancia prudencial.

El tren al que me subí iba bastante lleno, aunque no abarrotado. Escogí una esquina junto a los cristales y frente a dos hombres que se apoyaban en la barra metálica; uno era de mediana edad, regordete, bajito, de cara sudorosa y ojos tan saltones que parecía que se iban a salir de sus órbitas en un descuido para aterrizar directamente en mi escote. El otro, más joven y alto, vestía un traje de color claro y llevaba en una de sus manos un maletín de ejecutivo. Los dos me miraban atónitos y yo sabía muy bien el motivo: mis pechos generosos se movían libres bajo la tela,  al ritmo del traqueteo del tren, amenazando con escapar en cualquier momento por la abertura del vestido.

Dudé unos instantes sobre cómo empezar la función, pero en un arrebato de improvisación saqué un pañuelo de papel del bolso y comencé a limpiarme la humedad inexistente en el cuello, en el escote y entre mis senos. Lo hacía lenta y sensualmente, simulando que miraba distraída por la ventana, retirando un poco la tela para que el pañuelo pudiera llegar a lugares más escondidos y ampliar así la visión de los posibles espectadores. A mis dos primeros admiradores se fue uniendo algo más de público masculino que seguían expectantes cada uno de mis movimientos. Jota, desde el otro extremo del vagón, intentaba disimular una sonrisa. Lo siguiente que se me ocurrió fue girarme de cara al cristal, de espaldas a ellos, y obsequiarles con una visión lo más generosa posible de mi tanga y sus alrededores. Me agaché ligeramente, sin flexionar las piernas, y empecé a colocar la hebilla de mi sandalia, sujetándome con una mano de la barra y haciendo equilibrios para no caerme. Vi como varios brazos solícitos se extendían para acudir en mi auxilio en caso de necesidad. Ni yo misma conocía esa faceta mía de “provocadora de desconocidos” que formaba parte del juego de seducción a Jota, y que él, estaba segura, disfrutaba mucho. Consideré que para ser la primera vez no había estado del todo mal, aunque en una próxima ocasión debería de introducir algún otro elemento más impactante.

En la siguiente estación donde paró el tren nos invadió una avalancha de gente que me dejó arrinconada contra la pared, pero todavía podía ver a Jota reflejado en los cristales. Y él a mí. Supe enseguida que la pelvis que se fue pegando poco a poco a mi trasero pertenecía al hombre más joven, ya que identifiqué el objeto duro y rígido que me rozaba el muslo derecho como su maletín.  A los pocos segundos sentí una mano intentando recorrer con disimulo el largo de la tira posterior de mi braguita. No puedo decir que me cogiera por sorpresa, porque después de mi exhibición me esperaba algo así; intenté separarme unos centímetros, pero el obstáculo de la pared no me dio mucho margen. Cuando reemplazó la mano por su sexo, tan rígido como el maletín, consideré que el espectáculo había terminado. Me giré, le lancé una mirada asesina con el mensaje: “se ve pero no se toca”, e hice una seña a  Jota para bajarnos en la siguiente parada. Me coloqué la chaqueta larga de punto por encima del vestido –como quien baja el telón al finalizar la función - y caminamos juntos, sonrientes y excitados por el andén. "¡No sabes lo cachondo que me has puesto! Todos comiéndote con los ojos y sólo yo voy a poder hacerlo de verdad...”


El placer es mío, fragmento 
Berta Tarbe. 

Fotografía: Eric Marváz


Berta Tarbe. Ciudadana del mundo  sin demasiados antecedentes ni pretensiones en lo que a sus letras se refiere, pero acérrima defensora de las filosofías “Nunca se sabe”, “¿Por qué no?” y “No me tientes…” Aficionada a casi todo; experta en nada. Apasionada de lo absurdo. Actualmente se encuentra inmersa en la investigación sobre el modo en que  la velocidad de los neutrinos repercute e interactúa en la libido humana, más concretamente en la suya. 
Vive, unos días más que otros.

martes, diciembre 20

2

C desnuda la piel. Claudia Contreras


Vocalización


A dentro la lengua perfuma caminos

E jecutando danza, carne, saliva

I nvitando al gemido, al suspiro

O nírico pasaje a vulva recorrido

U n brebaje vertido libando vientre.





Cíclope

Sueño con el espeso bosque
que corona tu pubis
el que cede a tus dedos
o a mis labios

Y despertar al Cíclope
que dormita en su valle

Disfruto ver lagrimear
su ciego ojo

Lo siento estremecer
entre mis manos

¡Volverse fuerte
y acometer entre mis muslos!

¡Remolino de luces
que todo lo devora!

¡Bienvenido!



Escarcha


consumidos escarbamos
escarcha
aromática melancolía
mi centauro favorito
olisqueando hambriento
hierba de mi sexo vivo.



Claudia Contreras 
del poemario  C desnuda la piel,  que será publicado próximamente  por Editorial Morvoz
Fotografía: Alex Zmeckye

martes, diciembre 13

0

Aquella cosa y eso de ahí


Cultuerotizándonos un poco...


El origen del mundo. Gustave Coubert (1), 1866
Egon Schiele (2). Viéndose en sueños, 1911


La madre de las santas

Quien desea follarse a Catalina,
para que lo comprenda la gente docta
debe decir vulva, vagina
y seguir con coño y potta.
Pero nosotros los grandes desgraciados
decimos celda, superchería, gorrioncita,
hendida, hendidura, fisura, agujero, gruta,
estupidez, higo, zapatilla, guitarra,
rata, piscinita, funda, buñuelo,
pajarita, espuerta, peluca, varpelosa
alcantarilla, gatera, ventanilla,
pitita, aquel-hecho, aquella-cosa,
orinal, entrepierna, caracolillo,
la-jaula-del-pitito y la-jugosa.
Y para completar,
alguien la llama vergüenza, alguien naturaleza,
alguien porquería, orzuelo y sepultura.


Giuseppe Gioacchino Belli (2)


Egon Schielle (2).  Eduard Kosmack, 1.910


Egon Schiele (2). Autorretrato (Masturbación), 1911



El padre de los santos

La polla puede llamarse clava, pajarito,
picha, nabo, cipote, instrumento,
cacho-carne, mango, cetro,
hisopo, lanza y estaca,

tarugo, catalejo, cerrojo,
junco, el tuerto, el mío, nardo, pilila,
perchero, vela, manivela,
poronga, porra y badajo, 

cuña y pistón, cachirulo y cabezón
pestiño y caño y pepino
y morcilla, longaniza y salchichón,

y, además, rábano, telescopio,
arma, pequeño y tronco, carne en barra,
trabuco, bandurria y mi hermano pequeño. 

Y te diré además
que mi médico lo llama eso de ahí,
falo, asta, verga y miembro viril,

y el viejo herbolario
dice Príapo, y su mujer pene.

Señal segura de que no le gusta lo que tiene.

Giuseppe Gioacchino Belli (2)


(1)  Gustave Coubert (1819-1877). Nació en Ornans, Francia,  en 1819 y murió en Suiza en 1877. Fue el máximo representante del Realismo Francés.
(2) Giuseppe Gioacchino Belli (Italia, 1791-1863). Gran protagonista de la poesía dialectal de comienzos del siglo XIX. Escribió sonetos en dialecto romano que tienen como tema principal las gentes de su ciudad.
(3) Egon Schiele (Austria, 1890-1918). Contemporáneo de Gustav Klimt, fue uno de los principales representantes del expresionismo austriaco. 

martes, diciembre 6

0

La Mujer filosófica. Gran Dao De "Ruidos del alma, poesía que no existe"




La Mujer Filosófica atañe de miedo las calderas apestadas de San Simón,
arguye ilusiones,
consigue el preludio para ponerlo en tu viejo dragón.

Satisface a risotadas la insensata y tremebunda parálisis del macho,
desconoce de afrodisiacos, busca gloria en los finales del ocaso,
amordaza con los labios el detrito vanagloriado,
no sufre ignominias por la cobardía,
no es pecadora infame, está coaccionada a pecar por los hombres
y su bastarda culpabilidad en los asuntos del amor.

En su profunda desdicha reside al templo de la amistad,
y si el apoyo la despotrica
busca alquimia en la trascendencia,
no hay crueldad siniestra que la doblegue.

La Mujer Filosófica es el demonio envuelto en un manto de cuero,
somete con la mirada al tonto estafador,
no otorga ni un centavo al imbécil sin manzana del árbol de discordia,
victoriosa de esta eterna, maldita y putrefacta guerra contra Dios,
y lo ha demostrado miles de veces,  Dios es tan imbécil, débil y miserable
que siempre acaba rendido ante sus pies.

Noble en la praxis diáfana,
detiene el reloj y cuando encuentra respuesta lo deja escapar,
en el sufragio con delicadeza ártica elabora  un escrutinio,
la materia le es ínfima, va por el trasfondo.

Azul es la esfera por su eterna y divina gracia,
petrifica la luminosidad traspasando cualquier senda,
explota al mar para desmitificar el escepticismo,
amedrenta el fulgor bermejo del jardín,
despierta al universo en sus depresiones,
baila al compás del equilibrio sin temer caída alguna.

No existe tal ser que pueda estar lejos de ti,
Yo reclamo “¿Grandísimo, qué pensabas al jugar a ser Dios?”
¡La Mujer Filosófica lo es todo!
Sabe lo que busca y elige,

Mujer Filosófica quiero el beso de muerte y lo quiero ahora.

Gran Dao
del poemario "Ruidos del alma, poesía que no existe"

Fotografía: Alex Zmeckye

martes, octubre 18

0

Agathokles y Manzanárez


Busque el texto completo en el libro “Textos de lo guarresco y lo arrabalesco”






IV-Segunda batalla


Soy una bestia indómita,
me asaltas,
te prendes a mis
costados,
cabalgas,
me fustigas.
Me revuelvo con brío,
aflojas la presión,
te derribo:

Ahora tú eres la bestia,
yo el amo,
el que abre
y marca tu piel
con el hierro,
el que te azota
con la vara.
te doy tanta carga
que pujas,
gimes
y lloras
sacudida
por el castigo.

Cuando no puedo
azotarte más
Me retiro
satisfecho
de haber vencido.


V-Nuestros juegos



Nuestras niñas
hacen una caravana
e inician el baile
a un ritmo
desconocido,
lento,
voluptuoso,
irrepetible
y sereno,
luego perezosas
se acuestan
en las hamacas
de nuestros párpados,
nosotros: Ojos.
tus dedos se entretienen
en peinar mis cejas,
los míos
en modelar tu figura,
nosotros: Manos.

Recorremos
nuestros pliegues
en puntas,
aspiramos nuestras
hondonadas,
resoplamos
sobre nuestros cuellos,
nosotros: Narices.
nuestros vellos
se erizan,
nuestros rostros
se encienden,
nos invade el calor,
¡Estamos prestos
para la batalla!

Nosotros: Cuerpos.



Texto: Raymundo Manzanárez
Fragmento, Juegos y Batallas
Foto: Agathokles

miércoles, octubre 5

1

Un rincón para la poesía y Calibre .38



Aunque desde hace tiempo, Un rincón para la poesía (España), nos ha estado brindando su incondicional ayuda y apoyo, en fechas recientes nos hemos fusionado en varios proyectos, formando un equipo muy completo en el ramo editorial. La directiva de la editorial española, ha puesto a nuestro servicio a su equipo de corrección de estilo y difusión, de este modo, los siguientes poemarios se editarán por la dupla de editoriales Un rincón para la poesía y Morvoz, quienes agradecemos profundamente la desinteresada ayuda que nos brindan. Aunque los volúmenes co editados no serán impresos ni distribuidos en tierras ibéricas, no perdemos de vista la posibilidad de que se realice en un futuro. Arrancamos con la colección 7c y seguramente no pararemos, en lo humanamente posible, durante muchos libros.
Queda este título inaugural del poeta Rogelio Dueñas y dos páginas de su contenido:
Atte.

Editorial Un rincón para la poesía.

Editorial Morvoz




martes, septiembre 20

0

Enríquez Muñoz y Zmeckye

En la comisura de tu boca soy la frase que no se pronuncia.

La fila era interminable, tu cabello encrespado y rubio soltaba flores que hacían un paisaje campestre, aunque no me di cuenta. Las esperas me matan. Y la jodida cajera con sus chequeos de la jodida gente que no revisó sus jodidos precios antes de tomar el jodido producto; y el corte de caja después, siempre sucede. Giraste de medio lado. Tu boca. Un portento. Rajas de manzana, manzana de piel, perfecta. Calculé que tendrías unos 40 años, que estabas casada, que tenías hijos y una vida estable. Contraste adecuado para este saltimbanqui de los compromisos: 40 años, con una calvicie incipiente, auto deportivo, departamento siempre desordenado: un desastre, desordenado y solo. Vamos ahí. Nada de compromisos, de antemano sé que no funcionará, conformémonos con una cojida rápida. Salvaje, violenta, sí. Nada de zalamerías ni falsos cumplidos. No diré que tienes la boca más sensual que he visto tan cerca, ni que tus senos son dos esferas perfectas, sinónimo de alumbramiento y demás artes del amor supremo. Mírame, soy tu amor, regresé ¿Serrat? Abandonas la fila y yo te sigo.

Pongo todo fácil: tú eres mi puta y yo el olvido. Aire denso que suspira en los límites del tiempo.


En el justo del lado corazón


Foto: Francisco Enríquez Muñoz
Textos: Alex Zmeckye



jueves, septiembre 15

0

Sin palabras, nosotros somos México


Los pensantes, los que queremos lo mejor, los que no pertenecemos a la delincuencia (políticos y de los otros), podemos hacer una mejor patria. Hagamos nuestro mejor esfuerzo.

Amén.


martes, agosto 30

0

La mujer - María Jadiya


Beso, beso de mujer.
Labios, labios de mujer.
Lengua, lengua de mujer.
Dientes, dientes de mujer.

Pechos de mujer derecha.
Nalgas de mujer derecha.
Manos de mujer derecha.
Curvas de mujer derecha.

El coño de la mujer rizado.

La mujer entera y verdadera
de líneas rotundas y perfectas.

El beso de mujer, a mujer es más grato
la mano de mujer, a mujer más traviesa,
las caricias de mujer, a mujer más atentas.

Texto: María Jadiya
Modelos: Kim y Zoe
Foto: Marváz


Como todas las cosas en la vida: ha sido casual. Encontré este poema en la red, mire usted (más que la calidad de la escritura, que por cierto sólo los imbéciles critican) la historia de la autora: http://poemas.pastranec.net/lesbicos/maria.htm

sábado, agosto 20

0

SIEMPRE AGOSTO (a Agatha)


Soy cenizas que en espera de agosto se mantienen invernantes,
todo ruido y silencio es tregua y olvido, todo es tu sombra,
la mañana, la tarde y el día 17 en especial, momento de amor concebido,
cuando es tiempo, despierto ante la necesidad aterrante de creerte,
ante la misma de crearme y volver a ser parte de lo que en ti existe,
abismos verdaderos y colapsos insólitos nos marcan, siempre es así,
sin embargo hoy es día y clarea el alba para mirarte pura, limpia, soberana,
el rocío de los nardos y el espejo de cantera reflejan calmas voraces,
ambiciones de karma, solicitudes cándidas, pasiones acoples y tendidas.

Soy ceniza y eres amor, veneno y verbo y también amor Dios y eres Dios
y también eres real como el amor y amante moderna y amiga cómplice,
eres como llama y como hielo punzante en el alma, amapola furiosa,
una luz debilitada por los labios que te poseen y también te pertenecen,
mi penitencia ahora es cambiar las realidades para hacerte sugestiva.

Soy un ángel ciego que se rinde, te idolatra cada mañana ante sus ojos,
un rebelde autentico sin taciturnas, con manías que te consideran única,
con letargos y catarsis, con sinfónicas riendas, sin pausa a la tragedia,
con tu piel como estandarte y tú corazón como patria y bandera,
soy también un sexenio surreal, un amante delincuente, un desliz incorrecto,
soy penumbra en tus pupilas y cazador en tus entrañas, el más sórdido,
el más altivo, el que se cree inmortal y semi dios cuando te acercas,
un fugitivo y traicionero de secretos que mañana te preparará café.

Cuando luce el día es por qué tus lágrimas han cesado,
cuando la noche cae transformas los sonidos en caricias bravas,
en lontananzas irreales, en jaurías pérfidas, en batallas alevosas, en cielo,
en voz de luto y clemencia, en la inaudita forma que me hace humano,
cada vez es más día y más 17 y todo parece que es amor, y eres Dios,
eres amor, y te amo a pesar de la tragedia y amor te llamo y creo ser Dios
si haces lo mismo, dices amor y te amo y estas ahí también en lo que yo
llamo amor, y sin ti simplemente no sería…


Foto: Marváz
Texto: Agathokles

jueves, agosto 11

1

Boletín 1, Morvozos - Hyperversos


Morvozos e Hyperversos están de celebraciones estos días. Y no es para menos, ya que la ocasión lo merece: ¡el número 1 del boletín ha visto la luz!

El parto ha ido bien y el retoño goza de muy buena salud, como puedes comprobar tú mism@. No es grande la criatura, pero se ve que está bien alimentada. No ha llegado con un pan debajo del brazo,  pero viene cargadita de arte y talentos: fotógrafos y fotógrafas, poetas, escritores y escritoras, pintura, escultura… Hasta un fraile tiene algo que decir, ¿se puede pedir más por menos? Sólo una pequeña muestra de sus trabajos; un aperitivo para ir abriendo el apetito, además de puertas, espacios y mentes. Como siempre, como ya viene siendo habitual.

¡Ah! Algo más se está fraguando por ahí: Misoginia anda cerca.  
Desde un rincón para la poesía no los pierdo de vista, y te recomiendo que tú tampoco lo hagas...


(Sin pinchas en cada página podrás leerlas mejor)









sábado, julio 30

0

VII

Él a pesar de la impureza que le marca sigue en pie,
ella hace caso omiso a las palabras y crea el universo,
ambos enlazan sus dedos y mirando al cielo se mutan.

Cuando es necesario, el amor comienza antes de ser miseria,
las almas desnudas actúan como alfa y omega,
polos opuestos a la razón y el desquicio,
poco a poco dejan de existir intersticios en sus labios,
una señal marca actos inconclusos y nuevas formas capitales,
la lubrificación es materia dispuesta y necesaria,
si se guarda absoluto silencio la respiración es el lenguaje,
el aroma es estigma y hace mutis cuando las bocas más no pueden,
se necesita de un dios, Eros esta preparado,
para Afrodita es la hora, hoy Cronos fue devorado.

Él oprime el dolor y es capaz de trasmutarlo en pasión entera,
ella cierra los ojos y lleva los sueños a la realidad inaudita,
ambos vuelan despacio sabiendo que pronto llegará el cataclismo.

En tanto, las velas arden aún cuando no hay fuego en rededor,
el oxigeno se consume, el tinto se evapora, Asmodeo mira fijamente,
una nueva teoría acerca de la vida nace y le llaman el acto Perfecto,
cuando por fin llega el momento las vocales desaparecen,
la sensación es impar y parece durar cinco siglos,
parece que viene el alba y parece también que comienzan de nueva vez.

Él se jacta de la hombría, no hace más que respirar profundo incansablemente,
ella sabe que es única, aún siente el Paraíso y el Hades en sus entrañas
ambos saben que una nueva teoría de vida ha nacido y le llaman el acto perfecto.
(c) 2012 Editorial Morvoz
Elegante v.2. Template by Oloblogger con la tecnología de Blogger